Aparece la foto de Redondo. El título lleva el nombre Redondo. Pero el libro no va de Redondo. O al menos no solo. Eso dice el padre de la criatura, el periodista Toni Bolaño, que prefiere hacer ver que su obra Moncloa. Iván Redondo. La política o el arte que no se ve (Península) va más allá de ese personaje que “ha movido los hilos de la política española”, para intentar ser manual de una compleja disciplina: la consultoría política.
Redondo “ha cambiado la profesión”, dice Bolaño, admirador confeso del personaje, sobre el que reunido hasta 120 opiniones distintas. Abrumadoramente positivas, todas previas a su inesperada salida de la órbita de Sánchez. Audaz, innovador, atento, visionario, trabajador, intuitivo, fiel, discreto… son algunas de las muchas medallas que se le cuelgan a ese “humilde” chaval vasco, que aterrizó en Madrid “sin padrinos”, con la ambición de llegar… adonde llegó. Al poder. A lo que él llama “el Ferrari rojo”.
Alcanzada la meta, se le atribuye esta frase: “Sé lo que es llevar el 10 en la camiseta y que vayan a por ti”. En este libro no va a ser.
Pregunta: ¿Qué no sabíamos a estas alturas de Iván Redondo que vamos a descubrir en el libro?
Respuesta: El libro no sale tanto para hablar de Iván Redondo, sino para intentar hacer una radiografía de una profesión, el de la consultoría política en los últimos años en España. Porque yo creo que Iván, que puede ser criticable y seguramente se equivoca, ha roto las costuras de esta profesión al llegar a la profesión desde la independencia política. Y eso, en sí mismo, ya rompe los esquemas.
P.: ¿Se cuela en el libro algún secreto de Estado?
R.: No, porque eso es casi imposible. Una de las condiciones básicas que tiene un consultor político, y que Iván Redondo lleva a rajatabla, es que nunca digas más de lo necesario. Las diferencias de opinión dentro del núcleo duro -o sea, con el presidente Sánchez o con el presidente Monago en su día, o con Basagoiti o con quien sea- siempre se quedan dentro. Nunca va a explicarlas. Yo creo que eso es una de las cosas que más se le han criticado. Si hubiera salido en las entrevistas diciendo que Sánchez era un inútil irredento, seguramente lo habrían elevado a la categoría de estadista.
P.: ¿Dirías que Redondo es un Mozart de la comunicación política, un Einstein?
R.: A ver, Iván no inventa nada. Lo que pasa es que es un tipo osado que la pone en marcha en España, donde no estamos acostumbrados. Cuando digo que no inventa nada es porque en la comunicación política en el mundo anglosajón es muy habitual que haya un consultor político que trabaje para diferentes partidos políticos en momentos diferentes o en territorios. Eso en España nunca se ha producido.
Porque al final el asesor no pone la ideología, la pone el líder. El asesor lo único que tiene que plantearle es ideas. Iván Redondo además añade otro elemento: no trabaja para partidos, trabaja para personas. Y por eso el común denominador de Iván Redondo es que siempre acogía a candidatos desahuciados. Albiol en Badalona, Basagoiti en Euskadi, Monago en Extremadura o Pedro Sánchez, eran candidatos que ni los suyos pensaban que podrían ganar. De hecho cuento una anécdota en el libro, cuando me dice que se va a trabajar con el PSOE le digo: “Puto vasco, ¿Qué se ha creído? ¿Dónde se mete?”
P.: Frase suya. "No voy a caer en la mitomanía afirmando que Iván ha cambiado la historia". Da la impresión, sin embargo, de que, en efecto, piensa que lo ha hecho.
R.: No es que haya cambiado la historia, ha cambiado la profesión. De forma radical. Ha cambiado la concepción de la comunicación política en la presidencia del Gobierno de España. El gabinete que ha montado en Moncloa, sus estructuras, las han mantenido porque ha montado un gabinete de Gobierno de España, del Estado español, que está a la altura de otros gabinetes internacionales. Creo que eso es fundamental. ¿Ha cambiado la historia? Voy a decir una cosa: sin Iván Redondo Pedro Sánchez no hubiera sido presidente del Gobierno.
P.: ¿Quién le debe más a Redondo, Sánchez o el PSOE?
R.: Es que nunca ha trabajado para el PSOE. Siempre ha trabajado para el líder, para el secretario general del PSOE y para el presidente del Gobierno. Porque la comunicación política, otro de los cambios sustanciales que ha tenido en estos últimos años es que las estructuras partidarias no comunican, comunican los líderes.
De hecho, creo que en estos momentos la gente sabe quién es el presidente de Telefónica o el de Iberdrola, o yo que sé, el de el de Endesa, porque también las empresas han llegado a la conclusión de que solo comunican si potencian la figura del líder. Y eso, eso va en detrimento de las estructuras de los partidos. Y eso agita la animadversión a este modelo de comunicación por parte de los partidos oficiales, su resistencia al cambio. Estos días hemos oído decir "el PSOE ha vuelto". Pues si el PSOE ha vuelto ¿Dónde coño estaba su secretario general que, que yo sepa, sigue siendo el mismo presidente del Gobierno? Yo creo que eso es rechazar cosas nuevas que han venido para quedarse.
P.: Iván Redondo, en Lo de Évole ¿dejó ver que es más interesante el personaje que la persona?
R.: Vamos a ver cómo te lo explico. Hay una mitomanía con la figura del asesor. Llámese Iván Redondo, llámese Miguel Ángel Rodríguez, Manuel Godoy o Conde Duque de Olivares. ¿Vale? Siempre hay una leyenda negra en torno al asesor, que es el que mueve todos los hilos, el que toma las decisiones, el que maneja... ¡Es mentira! Es una leyenda que agitan los enemigos, tanto externos como internos, para no atacar al líder pero a la vez deteriorar su poder acabando con su principal asesor. Pensar que un asesor político es el que toma las decisiones, es como pensar que el presidente del Gobierno es tonto. Y a Pedro Sánchez se le puede criticar muchas cosas, pero que sea tonto no.
P.: ¿Le hubiera aconsejado que no sacara las piezas de ajedrez en esa entrevista?
R.: Estas entrevistas son complejas. Cinco horas de entrevista, traducidas a 40 minutos y además sometidas a un montaje, a un relato por parte del director -que es para mayor gloria del director, y no lo critico, pero en estas cosas ya sabes cuáles son las reglas- pues no tiene nada que ver. Fíjate que ayer, en la entrevista que propone Susana Grisso dijo lo mismo que la entrevista de Évole, lo que pasa es que no salió.
P.: Lo que sí parece es que se le tenían ganas. La sensación es que muchos de los mismos que habían inflado el globo fueron los que corrieron a pincharlo.
R.: A ver, no se puede sorber y soplar a la vez. De la entrevista de Évole se ha llegado a decir: "Ha descubierto muchas cosas". Y se ha dicho, sobre la misma entrevista: "No ha dicho nada". A ver, una cosa u otra. Él tiene un perfil muy determinado y él va a seguir hablando. Pero si alguien espera que descubra secretos de Estado está equivocado. Lo que pasa es que algunos se retratan, porque cuando Iván estaba en el poder, decían una cosa y ahora dicen otra.
P.: ¿Los tienes identificados?
R.: Bueno, solamente hace falta leer el libro para ver qué decían algunos antes y qué dicen ahora.
P.: No haremos spoiler, pues. Entiendes que haya sido Iván un mal asesor de sí mismo. Igual le hubiera sido más rentable en términos de reputación seguir en la sombra.
R.: Creo que es al revés. Yo creo que en términos de reputación mucha gente ha dicho: "¡Hostia! este tío no dice una palabra, este tío me interesa". La discreción es un valor en alza. Insisto, los que lo han criticado en esta última etapa son dos tipos de personajes. Unos, los que lo han machacado durante toda la vida, porque atacar a Iván Redondo les daba réditos para atacar a Sánchez. Esos han seguido en la misma línea. Han dicho que Iván Redondo es tonto porque no ha descubierto ninguna historia que les puede interesar. Y los que están ahora atacando a Iván Redondo, que antes lo defendían, porque están intentando ponerse en valor con aquella tesis de los niños de que bien lo hago yo y que mal lo hace Iván Redondo.
Luego se enfadan cuando les digo que en Moncloa padecen un síndrome Iván Redondo. Porque están cada dos por tres diciendo mira qué bien lo hacemos nosotros y qué mal lo hacía él. De momento, te digo una cosa: las encuestas no apuntan a que lo están haciendo muy bien.
P.: Albiol, Basagoiti, Monago... Sánchez ¿Una persona que trabaja para el PP y el PSOE es de fiar o no?
R.: Totalmente. A ver, yo sería un mercenario si yo mañana fuera a trabajar con el PP. ¿Por qué? Porque llegué de la mano de un partido político a la comunicación política. Iván Redondo no. Llega desde la independencia y plantea proyectos, porque la comunicación política no es ideología. ¡Eso es un terrible error o desconocimiento o mala fe!
Tú entras en el despacho del presidente con tus ideas, sales con las ideas del presidente. Ah, y luego lo de si es de fiar. Yo no sé si es de fiar o no, pero con todos los vascos que he hablado, con todos, desde Antonio Garamendi, hasta Martxelo Otamendi, o Jokin Aperribay... todos me decían la misma frase, que yo flipaba. "Tiene palabras de vasco, mirada de vasco y es de Deusto", con lo cual dicen, es la leche. Me lo han dicho todos.
P.: ¿Sabes de alguien para quien Redondo no trabajaría?
R.: Iván en esto es muy especial. Él trabaja para las personas, no para los partidos ni para las ideologías. Hay un punto que es fundamental. Él tiene que tener feeling Si no tiene ese feeling personal no se lo plantea. Aunque con algunos lo ha tenido y les ha dicho "te equivocas si te presenta a estas elecciones", como le dijo García Albiol en 2015.
P.: O sea que si le llama se le llama Abascal y el hace una buena oferta igual, se anima.
R.: Cuando Iván ve algún candidato desahuciado ve una oportunidad. A lo mejor los demás vemos un problema. Es muy paciente. Es capaz, y en esto sí que lo admiro, de llevar bien el ruido propio. Siempre dice que hay que separar la señal del ruido, y es capaz de soportar el ruido, incluso el personal. Y eso es una cosa muy importante. Yo cuando me empiezan a pegar de hostias por todos los frentes, tengo que reconocer que me flaquean las piernas. No sé, a lo mejor es por aquello de que los vascos son diferentes.
P.: Sáquenos de la duda, ¿Le ofreció Sánchez el ministro. O no?
R.: Sí, el 5 de mayo. Es que conozco la fecha muy bien porque estaba presente cuando le llamó el presidente.
P.: Pues no ha dado esa impresión. ¿No?
R.: Bueno, porque rápidamente se ha hecho una versión, que es la misma de cuando tu mujer te deja. ¡Qué mala es tu mujer, y que desaprensiva y qué mala persona! Es la revancha de que te ha dejado. Bueno, oye, él no tenía por qué ligar su futuro al presidente Sánchez. Y el presidente Sánchez no era la primera vez que le ofrecía ser ministro, se lo ofreció en 2018 también.
P.: Entonces, su versión es que no lo echa Sánchez...
R.: No lo echa. Es él el que rechaza la pretensión. Y de hecho, la versión de Moncloa hace aguas. "Lo hemos echado nosotros", dicen. "No, es que te ha dejado a ti, que no es lo mismo" ¿Por qué? Porque el día 6 de julio, dos personas amigas del presidente y amigas de Iván intentan que Iván rectifique y se quede en el Gobierno. Y en esa reunión, les dice a esos enviados: "No". Ahí se corta ya prácticamente toda la comunicación con el presidente hasta el día 10 por la mañana. De hecho, Iván no sabía cuándo se iba a producir el cambio de Gobierno.
P.: ¿El presidente es más débil sin Iván?
R.: Eso lo tendremos que ver. O sea, yo no voy a decir que este equipo es flojo... No. Este equipo es diferente. Yo creo que Félix Bolaños está tomando un papel muy importante en este gobierno. Óscar López es un jefe de gabinete con otro estilo... Habrá que ver si eso cuaja.
P.: Por hacer un repaso. Ni la moción de Murcia, ni la campaña de 4M, ni la repetición de las elecciones de 2019... En todo lo que se ha torcido, Redondo da a entender que él no estaba.
R.: A ver, repetición electoral ¿Alguien se cree de verdad que la de la decisión de repetir elecciones es de Redondo? Si se lo creen es que son idiotas. Esa es una decisión del presidente. En el libro se trasluce en declaraciones de gente que trabajó con Iván Redondo que los números no daban. Y si los números no daban, dudo mucho que un asesor recomiende repetir elecciones. Otra cosa es que desde el Partido Socialista muchos se dedicaran a inflar el globo de que eso iba a ser un gran éxito electoral. Pero los datos no daban.
Segundo, lo de Murcia. No lo dice Iván Redondo, lo dijo el PSOE. Yo, como periodista recibo una llamada que el día de autos diciendo: "Hemos hecho una gran jugada. Iván no tenía ni idea". Las crónicas de aquel día colgaban la medalla de aquel avezado movimiento a José Luis Ábalos, Santos Cerdán y, evidentemente, a Pedro Sánchez. O alguien se piensa que esto se hace sin conocimiento del secretario general. Otro grupo que podría ingresar en el batallón de los idiotas.
P.: Lo que pretendía la pregunta era saber si recuerdas algún consejo o campaña planteada por Redondo que haya salido mal. Por reconocer algún fallo...
R.: Iván no es infalible. Eso se lo dejo al Papa. Te puedes equivocar. Evidentemente, en política dos y dos no son cuatro. Pero una cosa es asumir los errores, que eso no sabremos cuáles son porque no los cuenta, porque las decisiones del presidente van a misa... Pero que le intenten adjudicar los muertos cuando ellos mismos han dicho que Iván no estaba… Insisto, es el síndrome de zarina ofendida de que todo el mundo tiene la culpa menos yo.
P.: ¿Iván Redondo cae triturado por el PSOE, por el partido?
R.: Mira, otro ejemplo. Tras la victoria de Cataluña, la felicitación, el entusiasmo del Partido Socialista Obrero Español en Ferraz fue una declaración de Ábalos de un minuto. El PSC había ganado las primeras elecciones desde 1999 que no las ganaba en votos. ¡Un minuto! Las resistencias de los aparatos de los partidos son brutales. Porque el asesor externo les quita esa cuota de poder que se valora en ver quién tiene el despacho más cerca del presidente. Y cuántas veces me llama a mí el presidente más que a otros.
Pero eso también se está notando en otro elemento. Mira, un fontanero de Esquerra Republicana cuando se va Iván me dice: "Me siento huérfano". Porque otra de las cosas que hacía Iván era no romper puentes con Esquerra Republicana, con Podemos... De hecho, en el gobierno de coalición los puentes los mantenía igual. No sé si puedes decir lo mismo Ábalos o Adriana Lastra o Carmen Calvo. Y ese trabajo también es básico. Ahora no sé si Óscar López lo está haciendo.
P.: ¿Iván deja amigos en el PSOE? ¿Quiénes son?
R.: Yo creo que sí. Creo que sigue teniendo buenos amigos como José Manuel Albares, como Miquel Iceta, como Salvador Illa... Y te podría decir muchos diputados y demás. Otra cosa es que luego lo hagan público, dada la situación.
P.: ¿Y enemigos?
R.: Bueno, yo creo que en estos momentos todos los que están en Moncloa, responsables, están intentando poner un dique de contención. Aunque alguno de ellos ha quedado con Iván Redondo, aunque no lo diga.
P.: Frase de Iván: "Con el tiempo entiendes que todo es un fraude". ¿Vale para él?
R.: Je je je je... Bueno, la política tiene mucho de parafernalia, ¿no? Y entonces, bueno, él lo ha vivido ya dos veces en su vida. Una en Extremadura, donde también le acusaron casi de la muerte de Jesucristo. Y ahora aquí. Pero la pregunta es: ¿Es necesario que un asesor ligue su futuro diga su futuro al dirigente político? Yo creo que no, porque el dirigente político siempre acaba cadáver y tú tienes que saber salir. Lo que decía Iván, saber ganar, saber perder y saber parar. Porque bueno, también necesitas tener tu espacio vital y poderte reinventar.
P.: ¿Él ha parado bien?
R.: Yo creo que sí. Yo creo que ha parado bien, lo que pasa es que hay algunos que no han entendido que quisiera parar ya. Insisto, siguen los que tienen el síndrome de la zarina ofendida, creen que no le ha hecho caso al presidente. Pero cometen un error. Es que Iván Redondo, a diferencia de otros, como por ejemplo José Luis Ábalos o de la propia Carmen Calvo, son militantes socialistas y tienen aspiraciones políticas. Iván nunca ha tenido aspiraciones políticas. Él quería ser el director de gabinete y podía haber sido ministro. Pero su aspiración profesional era esa, no la de ser ministro ni la de tener un cargo en la ejecutiva del Partido Socialista.
Eso, yo creo que no lo han llegado a entender estos que ahora le están tirando paladas de mierda. Que tampoco lo entiendo, porque si el presidente Sánchez le hubiera hecho una mención en la despedida o en la entrevista que le hizo Piqueras en Telecinco... ¡Ya está! Este tema no hubiera ido a más. Eso lo tendrá que explicar el presidente.
P.: ¿Ha sido ingrato Sánchez?
R.: Bueno, la política es ingrata. Y a veces mezquina. (Silencio) El presidente no. La política.
P.: Susana Díaz dijo: "A mí me faltó un Redondo". ¿La historia hubiera sido distinta ahora?
R.: Bueno, a ver, ella lo dijo con tono jocoso. Y además se lo ha dicho a él, que a lo mejor tenía que haber preparado las primarias de otra manera. Reconoce que a lo mejor en eso sí que hubiera acertado.
P.: Y Yolanda Díaz ¿sería presidenta con un Iván? Él la acaba de señalar como alguien que puede ser la primera presidenta de España.
R.: Bueno, él lo único que ha dicho es que Yolanda Díaz tiene posibilidades porque es la líder más valorada entre los jóvenes... ¡Nos hemos quedado con los titulares, que también la política es tremenda! Él dijo que Pedro Sánchez y Pablo Casado tenían sus oportunidades, pero también Yolanda Díaz. Que podría ser la primera mujer presidenta. La mayoría de las crónicas se quedan ahí.
P.: Lo mismo le está tentando...
R.: No, no, no, no, no, no, no, ni mucho menos. Lo que pasa es que Iván Bueno ha vuelto a ser consultor político y él plantea las cosas ahora públicamente. Pero fíjate, él dice que no debe impulsarse en un partido, sino en una plataforma. Que tiene que ser transversal, que debe encabezar un movimiento amplio, no un Frente Amplio.
Que debe aprovechar su valor añadido, que es el voto joven, con propuestas más abiertas para incidir en este colectivo y que le dé un papel a Podemos. Porque Podemos es verdad que puede ser un partido amortizado pero es el único que tiene estructura toda España. Porque Más Madrid se limita a Madrid. Los Comunes a Cataluña y Compromís a Valencia. O sea, él plantea esto.
P.: ¡Y todo eso lo ha sugerido gratis!
R.: Es que es un consultor y va a seguir lanzando sus propuestas. Tiene todo el derecho. Ahora todo el mundo está obsesionado en: ¿Va a ir a trabajar a un partido político? ¿Va a ir a un consejo de administración de una empresa? Vamos, yo creo que tiene muchas más salidas profesionales y está estudiándolas. ¿Cuál es el delito exactamente? Además a la vista de que en Moncloa ya no le va a contratar nadie, no tienen que tener ningún problema...
P.: Una última, y perdón por la broma... Es un libro ¿redondo?
R.: Ja ja ja ja... Hombre, al menos no es un libelo.