El 4 de Mayo se espera una alta participación y eso que estamos en plena pandemia. Las medidas de seguridad para evitar contagios son extremas. Lo hemos comprobado en la localidad de Moralzarzal donde se ha habilitado la plaza de toros como centro de votación para que la seguridad sea máxima.
Allí, las 15 mesas electorales para los vecinos ya están preparadas. La casa de la cultura, donde votaban hasta ahora, se les ha quedado pequeña y más en la situación actual en la que se necesita distancia de seguridad para combatir al virus.
En estas elecciones autonómicas, con muchos intereses nacionales en juego, podrán votar 5.112.658 personas, de las cuales 4.783.528 residen en la Comunidad de Madrid.
Serán los primeros comicios por adelantado en la Comunidad de Madrid y los segundos que se celebran en un día entre semana (el martes 4 de mayo), con la peculiaridad de hacerlo además en plena pandemia, algo que hasta ahora sólo ha ocurrido en las autonómicas catalanas, gallegas y vascas.
Este domingo termina la campaña electoral, que oficialmente ha durado dos semanas pero que en la práctica arrancó el 10 de marzo con la noticia de una moción de censura del PSOE y Ciudadanos en Murcia, finalmente frustrada, y la convocatoria de un adelanto electoral en Madrid que ponía punto y final al primer Gobierno de coalición de la región, formado por PP y Ciudadanos.
Desde ese momento, los partidos empezaron un periplo hacia las elecciones con muchos momentos de tensión, como el mitin de Vox celebrado el 7 de marzo en Vallecas, donde hubo enfrentamientos entre la Policía Nacional y manifestantes contrarios al acto que acabaron con trece detenidos.
En las últimas semanas varios políticos han recibido cartas amenazantes con balas, cartas amenazantes con balasentre ellos Iglesias, y con un cuchillo ensangrentado en el caso de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que ha apoyado a Gabilondo en muchos actos de campaña.
Tan solo ha habido un debate electoral con los seis principales candidatos, después del cual hubo uno sin Ayuso que acabó siendo cancelado al ausentarse primero Iglesias y después los candidatos de PSOE y Más Madrid por su negativa a seguir con Monasterio, que cuestionó la veracidad de las cartas con amenazas.
Desde entonces, la campaña se volvió más ideologizada. Porque si el PP arrancó la precampaña con un sonoro 'socialismo o libertad', que tornó en 'comunismo o libertad' al presentarse Iglesias, la izquierda empezó a plantear las elecciones como una disyuntiva entre 'fascismo o democracia' con su petición de hacer un 'cordón sanitario' a Vox.