Tras una semana y media tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, las coladas de lava han llegado a precipitarse al mar. Lo hacían en la noche del pasado martes, pocos minutos después de las 23.00 (hora canaria), produciendo intensas columnas de humo, en el entorno de la playa de Los Guirres y también de un acantilado próximo, del que la lava se precipita de cerca de 100 metros de altura.
Pero, ahora que la lava ha llegado al mar, además de los nuevos peligros que añaden las nubes de gases tóxicos producidos, ¿qué ocurrirá a partir de ahora y qué cambios físicos puede suponer para la isla? Para responder a esta pregunta podemos fijarnos en un precedente cercano: la erupción del Teneguía en 1971. Si la erupción y la expulsión de lava se mantiene como hasta ahora en las próximas semanas, el escenario puede ser muy similar al que se produjo hace ahora 50 años.
La colada que ha alcanzado el mar en la isla de La Palma ha comenzado a formar un delta de lava que "poco a poco va ganando terreno al mar", según ha explicado este mismo miércoles el Instituto Español de Oceanografía. Los deltas de lava se conforman con la solidificación de la lava al contacto con el agua. Se enfría y fragmenta, de manera que los fragmentos se van depositando sobre el lecho marino y forman una superficie no uniforme. Hasta el momento no se conoce una estimación del tamaño que ya ha alcanzado.
El proceso continuará mientras el flujo de lava se mantenga, por lo que irá creciendo, rellenando zonas anexas e incluso colapsando algunas ya formadas. Eso hará que la isla vaya ganando terreno al mar, de manera lenta pero constante, y podría hacer que la isla terminara teniendo un pequeño estirón hacia esa zona.
Así ocurrió hace 50 años. Y es que hay que recordar que las Islas Canarias son de origen volcánico y se formaron precisamente así, a base de erupciones. La isla bonita, además, es de las más jóvenes, geológicamente hablando. La Cumbre Vieja tiene apenas 100.000 años.
Hasta ahora, en la isla de La Palma se encontraba 'el suelo más joven de España', precisamente el que se formó tras la erupción del volcán Teneguía en 1971. Las coladas de lava de aquel evento llegaron también hasta el mar y estiraron la superficie de la isla hacia el sur, ganando al mar unos dos millones de metros cuadrados de suelo.
En aquella erupción, en la que hubo una víctima mortal (un fotógrafo que inhaló gases tóxicos al acercarse demasiado al volcán) no hubo destrucción de casas, pero sí de muchas tierras de cultivo que la lava arrasó en su camino hacia el mar.
Aunque es probable que ninguno de nosotros vivamos los suficiente para verlas, a las Islas Canarias les quedan todavía muchas erupciones que sufrir en el futuro, algunas de ellas muy violentas y que harán que las islas crezcan mucho más, hasta el doble de su tamaño actual.
Los geólogos y vulcanólogos apuntan que será en La Palma y en El Hierro en donde se producirán las mayores erupciones y seísmos en el futuro más cercano, aunque el resto de islas también se verán afectadas. Todas crecerán o se fragmentarán y es posible que alguno de los volcanes gane tanta altura por las erupciones que llegue a una altura superior a la de el Teide, en la parte central de cualquiera de estas islas.