A los científicos que estudian sobre el terreno la erupción del volcán de La Palma están preocupados por las últimas coladas de lava. Son más fluidas y podrían desviar su trayectoria. Aunque, no obstante, los ríos de lava se mantiene por ahora dentro del canal principal, que en algunos puntos mide como un edificio de 25 metros de altura.
Con drones y cámaras térmicas, los técnicos vigilan de cerca las coladas de lava del volcán en Cumbre Vieja. Monitorizan las trayectorias y trazan posibles recorridos.
De momento, la orografía del terreno ha jugado a favor y la última colada en nacer ya se ha unido a la primera para tranquilidad de todos en la isla canaria.
Lo que más preocupa ahora es que se siga ensanchando porque ya ha afectado a 1.154 edificios y ocupa 434 hectáreas de terreno. Muchas dedicadas a la agricultura.
En algunas zonas, la colada de lava ya mide 1.200 metros de ancho y 80 metros de alto, el equivalente, a un edificio de 25 plantas. Todo porque se han ido rellenando de lava las vaguadas u ollas que hay en la zona.
La parte positiva es que las coladas avanzan ya muy lentamente en superficie. Además se han abierto tubos lávicos, que no son otra cosa que unos túneles en el interior de la tierra que llevan la lava desde Cumbre Vieja hasta el mar.
Estos túneles de lava, que pueden ser de distintos tamaños, son un respiro porque implica que la lava discurra más por el interior causando menos destrozos en la superficie.