El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha reclamado este domingo a las instituciones del Estado una declaración institucional de desagravio por la ejecución en 1940 de su antecesor Lluís Companys, que "sobre todo fue fusilado por ser presidente de Cataluña".
Ha hecho un breve discurso este domingo por la mañana en el cementerio barcelonés de Montjuïc coincidiendo con el 83 aniversario de su muerte, que congrega cada año homenajes de instituciones y partidos ante su tumba. "Otros gobiernos de otros estados han reconocido, como continuadores de máximas instituciones del estado que les ha precedido, su responsabilidad", ha recordado.
Ha concretado que el "acto de desagravio" sea una declaración institucional que restaure su figura constatando la injusticia de su proceso, la ilegitimidad del órgano que le juzgó y la nulidad de la sentencia. Lo ha pedido, no sólo por Companys, sino como reconocimiento a toda una generación de represaliados, exiliados y ejecutados "después de haber defendido los derechos y libertades, la democracia y Cataluña".
"Gracias a ellos hoy estamos aquí, continuando la misma lucha, siguiendo el mismo camino", que ha resumido como la defensa de valores republicanos, de igualdad, de fraternidad entre personas y pueblos, y de plena libertad de Cataluña, ha dicho textualmente.
"La memoria histórica es el mejor antídoto contra el olvido", ha dicho, y ha recordado que fue el único presidente elegido democráticamente que resultó asesinado entre 1936 y 1945, que ha definido como el periodo de la gran confrontación europea. El también dirigente de ERC (que fue partido de Companys), ha insistido en que le fusilaron por "republicano, catalanista y de izquierdas", pero sobre todo por presidir la Generalitat.
Ha asegurado que el franquismo quería acabar así con el autogobierno catalán y con lo que representaba la Generalitat en 1940 como depositaria de una política "a favor de unidad nacional, justicia social y plena democracia". "Visca Catalunya, visca la república y visca la llibertat!", ha dicho para acabar su discurso parafraseando a su antecesor.