Diez días después de que el presidente del Gobierno apretara el botón nuclear de las elecciones anticipadas hoy se reúne en Génova el comité de campaña del Partido Popular. La maquinaria del PP trabaja ya a destajo en avanzar las líneas maestras con las que tratarán de impulsar a su jefe hasta La Moncloa en los 47 días que restan hasta las elecciones del 23J.
La campaña que el núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo está diseñando pasa por "mucha calle" buscando al máximo la cercanía y el trato personal del candidato popular con los ciudadanos frente a un Pedro Sánchez que por contra trataría de explotar los platós de televisión. "Estamos muy cómodos en la calle. Haremos los actos políticos y públicos que no podría hacer el presidente del Gobierno. Sánchez no puede dar diez pasos seguidos sin que la gente le diga lo que piensa", admiten a NIUS desde el entorno de Feijóo. Aun así se adecuará el formato de los mítines a las circunstancias de calor y de período vacacional que impone una fecha como la del 23 de julio.
Además se buscará potenciar la marca Feijóo algo que ha sido consustancial a las campañas electorales que ha protagonizado desde sus tiempos de presidente de la Xunta de Galicia. Está por ver si la cosa llegará al extremo de hacer desaparecer las siglas del PP sepultadas bajo el nombre de Feijóo como ocurrió en la campaña de las gallegas de hace tres años. Claro que por entonces el gallego había renunciado a ponerse a los mandos de Génova, 13 y disputar la presidencia del Gobierno y la marca PP estaba bajo mínimos.
"La marca nos suma. El candidato nos potencia. El PSOE tiene un problema de idoneidad de marca y sobre todo de candidato", insisten las fuentes del PP consultadas.
El comité de campaña de Feijóo buscará exhibir mensajes en dos direcciones. Por un lado se subrayará la "fiabilidad" y la "palabra" del candidato y su perfil de gestor y por otro se intentará evidenciar que Pedro Sánchez sigue cargando con la pesada mochila de Podemos y los independentistas como única vía posible para revalidar el Gobierno según Génova. La figura de Alberto Núñez Feijóo acaparará todo el peso de la campaña buscando contraponerle en todo momento con Sánchez y una coalición en la que dicen están incluidas las ministras Irene Montero, Ione Belarra, Esquerra, Bildu y hasta Ada Colau.
"No hay investidura que no pase por Feijóo o Bildu y Sánchez", afirman sus colaboradores más estrechos en un ejercicio de elipsis extrema mientras intentan poner distancia sideral con Vox a pesar de que según todas las encuestas publicadas les necesitan para poder conquistar el Gobierno.
Mientras los fontaneros de Génova se afanan por terminar de diseñar en tiempo récord una campaña que se les ha echado encima, el líder del PP desgranaba ayer en una entrevista en Onda Cero su 'plan de Gobierno' para los primeros cien días si finalmente consigue ganar las elecciones y después de gobernar.
Bajo el paraguas de 'derogar el sanchismo' Feijóo avanza que eliminará la ley Trans con el argumento de que "es más fácil cambiar legalmente de sexo que aprobar el carné de conducir", y la ley de Memoria Democrática que el Gobierno de coalición pactó con Bildu para poder sacarla adelante hace casi un año.
Planteará "ajustes" en la ley de Eutanasia, la ley de Educación o ley Celaá. También tocará la reforma laboral aunque no cuente con el acuerdo previo de los sindicatos y la patronal. "Gobernar es indelegable. Yo no me voy a comprometer a que lo único que haga en materia laboral es lo que me digan los agentes sociales", admitía ayer el dirigente popular.
Los planes del líder popular han sido duramente contestados por el Gobierno de coalición que ve "evidente" que el proyecto de Feijóo es "derogar" y "destructivo". Eso mientras los ministros interpelados directamente cargaban contra el gallego. "¿Qué le puede molestar a un demócrata de la ley de Memoria? ¿Le puede molestar que las familias recuperen los restos de sus seres queridos? No es política, es humanidad", sentenciaba el ministro Félix Bolaños impulsar de esta norma. La ministra Irene Montero por su parte criticaba su promesa de cargarse la ley Trans y eliminar el ministerio de Igualdad para intentar "disciplinar el movimiento feminista".
Más allá de ajustes y derogaciones Feijóo ha reiterado sus promesas conocidas de no subir los impuestos y rebajar el IRPF para las rentas medias y bajas y una nueva ley del Poder Judicial para que "los jueces elijan a los jueces" en esos cien primeros cien días de Gobierno. Una medida que paradójicamente necesitará del apoyo de los socialistas para sacarla adelante. Todo eso y recuperar el delito de sedición, volver a las penas anteriores por malversación y tipificar el delito de referéndum ilegal.
En paralelo el presidente del PP que ya se ve acariciando con los dedos la puerta de La Moncloa, trabaja ya en el organigrama de su futuro Gobierno. La idea de Feijóo pasa por reducir drásticamente el número de ministerios por la vía de la eliminación o por la fusión de distintas carteras ministeriales.
No sólo el ministerio de Igualdad están en la diana de Feijóo. El dirigente popular quiere acabar también con Consumo que volverá a ser una subdirección dentro de Sanidad, además de volver a unir Trabajo y Seguridad Social o Educación con los actuales ministerios de Universidades y Cultura.
"Hay ministerios que, en mi época, cuando estuve en el gobierno de Aznar, eran subdirecciones generales y, no estamos para esto", subrayaba ayer. La idea es pasar de las actuales 22 carteras del Gobierno de coalición a unas 15 si los populares consiguen gobernar tras las elecciones generales del 23 de julio.
Para más adelante queda despejar una de las principales incógnitas del futuro Ejecutivo de Feijóo. ¿Quién será su vicepresidente económico? En su línea el gallego no suelta prenda pero sí da pistas. Más allá de la obviedad de que será "alguien que sepa de economía", reconoce que "hay gente que está trabajando y disponible y sobre todo hay gente que me gusta mucho, pero tiene una ocupación por la que no está disponible". En esa definición podrían encajar Luis de Guindos, exministro de Economía de Mariano Rajoy y actual vicepresidente del Banco Central Europeo cuyo mandato se extiende hasta 2026, o el del Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que en principio no dejaría el cargo hasta dentro de un año.