Hace diez días nadie hablaba de que Doñana pasaba sed. Inimaginable que se convertiría en el tema central de la batalla política que se dirimirá en las urnas en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Sin embargo el presidente Pedro Sánchez y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, coinciden hoy en Huelva a dos semanas de que comience la campaña y no es casual.
Allí medirán sobre el terreno la fortaleza de dos posturas sobre el papel irreconciliables: la bandera ecologista en la que se ha envuelto Sánchez con el respaldo de Bruselas frente al PP de Feijóo y de Juanma Moreno convertidos en los escuderos de los regantes y ganaderos para hacerse con el voto rural en una comunidad en la que el sector primario es muy poderoso. Todo esto en mitad de la peor sequía en 30 años en Andalucía.
A sólo 45 kilómetros de distancia el uno del otro, el presidente Sánchez se plantará hoy en la zona cercana a la reserva biológica de Doñana en una visita muy medida y no pisará en principio el pueblo de Almonte donde los populares están convencidos de que no sería bien recibido. Feijóo en cambio pretende darse un baño de multitudes en la capital onubense después de que se haya colocado del lado de los regantes y cerrado filas con su barón más cercano. Dos imágenes muy distintas que explotarán cada uno a su manera. “Nosotros estaremos en la calle sin aforo controlado. Nosotros podemos. Él no”, presumen desde el entorno de Feijóo.
La semana pasada el presidente de la Junta de Andalucía iniciaba los trámites para legalizar más de mil hectáreas de regadíos ilegales en el entorno de Doñana en contra de las advertencias de los científicos, las autoridades del parque y de la Comisión europea. Esa decisión incluida en el programa electoral con el que arrasó en las elecciones andaluzas ha provocado un enfrentamiento a cara de perro con Moncloa que pilló al vuelo la oportunidad de hacerse con la baza del ecologismo para intentar ganar la batalla del 28M o al menos quedar en tablas y desviar la atención de la ley del 'sólo sí es sí' o la marcha de Ferrovial.
Entonces Sánchez exigió “frenar el atropello” y ayer trasladó el campo de batalla al Congreso con ese mismo argumento. Sin Feijóo y Moreno presentes y sin la que nadie le preguntara le dedicaba más minutos a exigir a la Junta de Andalucía que frene su ley para regularizar regadíos que a su giro sobre el Sáhara y Marruecos por lo que había sido citado en el Parlamento.
Una “sobreactuación” a juicio de los populares que según ellos deja entrever su “nerviosismo” pero que les ha obligado a pisar el polvo del camino.
España ha entrado en una sequía de larga duración que en el caso de Andalucía es la peor de los últimos 30 años y castiga especialmente al campo. Eso, a cinco semanas de las elecciones autonómicas y municipales, es terreno fértil para los populares convencidos de que en su choque con Sánchez por Doñana tienen todas las de ganar en su papel de campeones del “agua para todos” frente a un PSOE que “nos quita el agua injustamente por capricho”.
Para eso es necesario virar el debate de Doñana-ecologismo que intenta imponer Sánchez a sequía-ruina y desempleo que pretenden los populares. Añadan al cóctel el reproche por no haber acometido en Huelva ninguna de las obras del Trasvase del Tinto-Odiel-Piedra comprometidas por el Gobierno de Sánchez en 2018 y envuélvanlo todo en la bandera blanca y verde de Andalucía.
“No soy capaz de explicar la política hídrica del gobierno. No podemos hacer transferencias de agua, no podemos hacer desaladoras ni pantanos. Entonces ¿qué hacemos? ¿Dejar secar Andalucía?”, atornillaba ayer el presidente Juanma Moreno mientras Feijóo se fotografiaba con productores de aceite y con representantes del sector agroalimentario en la feria del Gourmet de Madrid.
“La gastronomía y la agroalimentación son esenciales en la actividad económica y un excelente escaparate para cualquier país. Visito Gourmets 2023 para apoyar a los profesionales de estos sectores y escuchar sus propuestas”, decía en sus redes sociales explotando el filón.
En plena sequía el Partido Popular aspira a arrebatar al PSOE el ayuntamiento y la diputación provincial de Huelva (que presiden desde 1979) con la promesa de legalizar los regadíos ilegales para captar el voto agrícola. Tradicional feudo socialista con una alta tasa de desempleo y ultradependiente del sector de la fresa y los frutos rojos, la mayoría absoluta con la que gobierna el PSOE está seriamente amenazada después de que Juanma Moreno arrasara allí en las elecciones andaluzas del año pasado con esa misma promesa. Entonces el PP se impuso con un 42,72% de los votos frente al 27,39% de los socialistas PSOE. Un resultado que ahora aspiran a replicar rematando la faena y después trasladar a las generales.
Sanchez intentará contrarrestar ese discurso enarbolando la bandera ecologista y erigiéndose como defensor del mayor humedal de Europa seriamente amenazado por la desertificación. Todos sus ministros se han puesto a ello calificando la postura de la Junta de “terrorismo medioambiental” y comparando día sí y día también con el Museo del Prado. “Doñana es a la biodiversidad lo que El Prado es a la pintura. Algo que tenemos que proteger”, repite el ministro de Agricultura, el andaluz Luis Planas.
“Doñana no es el cortijo de nadie. Que la derecha y la ultraderecha frenen ya este atropello. Lo dice la UNESCO, la Comisión Europea y las sentencias de tribunales españoles y europeos. ¡Vamos a salvar Doñana!”, clama Sánchez en los mítines de los últimos días.
Cuenta en su cruzada con el respaldo de la Unión Europea que ya ha manifestado por carta su “inquietud” y “estupefacción” por la regularización de cultivos de regadío ilegales en el entorno de Doñana y remite a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 24 de junio de 2021 que condenaba a España por no tener en cuenta las extracciones ilegales de agua subterránea en el parque nacional. (Puede consultar la carta de la directora de Medio Ambiete europea aquí)
Advierte claramente de que de prosperar la iniciativa de la Junta de Andalucía “se estaría produciendo una violación flagrante de lo dispuesto en la sentencia del Tribunal de Justicia” mientras advierte de que tomará “las medidas necesarias” incluidas “sanciones pecuniarias”.
El presidente andaluz contrataca y anuncia que acudirá a Bruselas a explicar su versión porque según él la información que está trasladando Moncloa a la Comisión Europea "no es rigurosa".
Sin infraestructuras hídricas, sin aeropuerto ni alta velocidad, Huelva acapara de repente todos los focos convertida en el campo de batalla en el que se echan un pulso Sánchez y Feijoo.