El Gobierno ha salido en tromba para rechazar frontalmente la última propuesta del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, de emprender un proceso de escucha en Cataluña que culmine con un referéndum pactado para "resolver el conflicto político" después de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. No es una propuesta nueva, pero en plena precampaña electoral el PSOE quiere cortar de raíz ese debate para que no le perjudique en las urnas.
Precisamente en ese escenario de batalla electoral, sitúa el Ejecutivo la iniciativa de Aragonés que califica de "muy poco útil y muy poco realista". Dos de los ministros más políticos del gabinete, la de Hacienda, María Jesús Montero, y el de la Presidencia, Félix Bolaños, han cerrado frontalmente la puerta a una consulta soberanista.
"Con Pedro Sánchez de presidente del Gobierno, no va a haber referéndum de autodeterminación", ha enfatizado Montero tras el anuncio del jefe del Govern de convocar una ronda de debates con partidos, entidades y ciudadanía para pactar un referéndum de independencia. "Lo hemos traducido en todos los idiomas posibles y lo sabe el Gobierno de Cataluña", ha añadido la ministra.
Ha recordado además que un referéndum está fuera de la Constitución española y ha insistido en que el Gobierno "persigue" cualquier conducta que suponga un incumplimiento de la Carta Magna y se aleje de la legalidad. "A diferencia de otros gobiernos, este Gobierno no practica la política de avestruz", ha señalado la ministra en alusión al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Montero ha recomendado a Pere Aragonès que cualquier medida y acuerdo que plantee tiene que seguir los "elementos constitucionales".
En la misma línea, el ministro de la Presidencia considera que esa propuesta supone regresar al "bucle" que fracturó la sociedad catalana hace unos años y que provocó una década perdida en Cataluña.
Bolaños ha subrayado que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene claro que su apuesta es el acuerdo, el diálogo, las oportunidades de empleo, las inversiones y el crecimiento económico. "El Gobierno está en avanzar, en pasar página y en mirar al futuro", ha afirmado y no en ninguna iniciativa que sea "volver al pasado, que fraccione a la sociedad catalana, que tensione a los catalanes, que cronifique un conflicto que vuelva a ese bucle en el que estuvo Cataluña durante tantos años, que supuso una década perdida para los catalanes".
Para el ministro no hay duda de que el anuncio lanzado este martes por Aragonès implica una vuelta "al peor pasado de la Cataluña reciente, al pasado del conflicto, de la división, del fraccionamiento, de tensionar la sociedad".
El PP ya ha aprovechado la polémica para emplazar a Sánchez a que aclare su posición ante el plan del presidente catalán. La secretaria general, Cuca Gamarra, le ha recordado que ahora ERC es su socio en el Congreso. A los populares no les sorprende la propuesta porque forma parte, dicen, de la "hoja de ruta" de los independentistas que ya amenazaron con que lo volverían a hacer.