Vox huele la sangre. Percibe vulnerable al líder del PP después de que a comienzos de semana Alberto Núñez Feijóo haya reconocido ante sus barones territoriales que lo de darle una paliza a Pedro Sánchez en las urnas el 28 de mayo no será fácil y que el PSOE “aguantará” en sus feudos autonómicos. Así que la formación de Santiago Abascal aprovechará lo que entienden como el momento de mayor debilidad de los populares en el primer año de la era Feijóo para intentar ponerle contra las cuerdas de aquí a que termine la legislatura.
Los de Abascal registraban ayer una iniciativa parlamentaria para derogar “el legado nocivo de Sánchez”. Empezarán por la ley del Poder Judicial que recortó competencias al CGPJ y la ley de Memoria Democrática que el PP prometió desactivar si llegaba al Gobierno.
En esta primera tanda Vox también ha incluido la cesión del Ingreso Mínimo Vital al País Vasco. “Son normas contrarias a la unidad nacional y a la integridad de las instituciones”, aseguraba su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa mientras retaba a los populares a secundarles en su plan de revertir “todo lo malo que ha hecho” Sánchez.
“Nosotros derogaríamos el 99% de las leyes de Sánchez pero estamos seleccionando aquellas que creemos que son indiscutibles desde el punto de vista de otros partidos. Estamos siendo muy selectivos para que no se nos acuse de querer retratarles”, atornillaba Espinosa. Pero eso es justo lo que intenta hacer la extrema derecha. Retratar al PP de Feijóo ante su electorado fronterizo y erigirse como único garante de la integridad nacional y la integridad de las instituciones rearmándose ideológicamente. Es por eso que no piensan negociarlo previamente con los populares.
El objetivo último de esta iniciativa y posteriores sobre el ámbito fiscal y económico, es tratar de taponar definitivamente el trasvase de voto de Vox al PP y que los populares cifraban a principios de año (y antes de la moción de censura de Tamames) en un 20% según sus propios datos.
Vox necesita extirpar de raíz la idea que Génova está tratando de instalar entre su electorado fronterizo de que el PP es la única alternativa eficaz contra el ‘sanchismo’ y sus “efectos nocivos”. Un Feijóo fuerte alentaría el voto útil y eso a los de Abascal no les interesa de cara a las próximas citas electorales. Por eso se esfuerzan en cuestionar el liderazgo del gallego.
“No sé muy bien quién manda ahí. Si Ayuso o Feijóo. Como ella va contra Sánchez ¿quién manda? ¿Ella o Feijóo?”, subraya un alto mando del núcleo duro de Abascal. “¿Qué ha pasado con Feijóo desde que llegó? Me preocupa que no lleguen a 130 diputados. Nosotros aguantamos y vamos a superar los 50 escaños. Me preocupa qué va a hacer al día siguiente”, añade esa misma fuente siguiendo curiosamente la misma línea argumental que maneja La Moncloa para intentar debilitar la marca Feijóo líder en las encuestas publicadas.
La extrema derecha se pone en el escenario de que el gallego no saque más votos que Sánchez pero que sí logre sumar con Vox y lograr así gobernar. Recuerdan el compromiso de que gobierne la lista más votada o su promesa de marcharse si pierde las elecciones. “¿Se marchará Feijóo?”, insisten en privado para apuntalar a sus votantes con el mantra de que sólo Vox es de fiar.
La otra virtualidad de esta iniciativa parlamentaria que pretende enterrar las leyes de Sánchez es escenificar lo que puede hacer el bloque de la derecha subrayando lo que ambas formaciones tienen en común. Se trataría de un programa de mínimos con el que Vox empezaría a negociar con Génova un hipotético Gobierno de coalición si suman tras las elecciones de diciembre.
“A esto no le pueden decir que no. Vamos a dejar ya un cuerpo doctrinal para que si los gobiernos dependen de nosotros ya esté hecho aunque el PP no lo apruebe ahora”, insiste un importante dirigente de la dirección nacional de Vox.
“Está acabando la legislatura y pronto habrá un Gobierno nuevo y ya vamos preparando el camino”, reconocía ayer Espinosa de los Monteros imponiendo la idea de que Feijóo no tiene más alternativa que gobernar con ellos. Una hipótesis a la que Génova se resiste y que trata de neutralizar con el mantra de una “mayoría suficiente”.
Lo que sí tienen claro en el cuartel general de Bambú es que venderán muy caro su apoyo al PP tras el 28M. Diseccionarán la estrategia de pactos a seguir plaza por plaza y no piensan “regalar” ni un solo gobierno como creen que hicieron en 2019 incluido el de Ayuso en Madrid.
“Hay muchos sitios donde hemos sido generosos y se les ha olvidado. El 29 de mayo se lo empezaremos a recordar y que nos aclaren qué es una mayoría suficiente”, avisan conscientes de que el PP sólo tiene oportunidad de conformar gobiernos en Valencia o Castilla-La Mancha si es pactando con ellos.