El valle del Guadalquivir, la sartén de España: la Aemet explica por qué concentra tanto calor

  • Uno de los motivos que explican que temperaturas tiendan a ser más altas en el valle que en alrededores es la brisa de valle

  • El martes las regiones del valle del Guadalquivir estarán unos 2ºC por encima de las localidades fuera de la llanura

Casi siempre que hace calor, la palma se la llevan las localidades del valle del Guadalquivir. Estamos más que acostumbrados a ver en el informativo que se han alcanzado los 42ºC en verano en Écija o en Montoro, y raro es que no salga la típica imagen del huevo friéndose en la acera o el helado que no dura ni cinco minutos en la mano. Es la sartén de España, y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) nos ha recordado por qué.

La brisa del valle

Hay varias razones por las que el valle siempre va mínimo un par de grados por delante de sus alrededores. En primer lugar, la famosa brisa del valle que de sobra conocen por ejemplo en Andújar. Los vientos que corren en la cuenca del río forman parte de una circulación cerrada, “que se producen debido a la diferencia de temperatura entre el aire dentro del valle y el aire de la llanura situado fuera”, explica Nicolás Bermejo, de la Delegación Territorial de Aemet en Andalucía, en el blog de la agencia meteorológica.

Esto genera lo que llamamos un gradiente presión que acelera ligeramente ese viento, paralelo al eje del valle, hasta unos 37 km/hora. “Durante el día soplan desde de la llanura hacia el interior del valle”, cuenta, y por la noche ocurre lo contrario: el valle se enfría más rápidamente y conduce un flujo de aire valle abajo.

Esto explica la enorme amplitud térmica que se da en días tórridos. Por ejemplo en Écija (Sevilla), el lunes 6 de julio la máxima fue de 42,7ºC a las 18 de la tarde y, en cambio a las 7 de la mañana, la mínima fue de 21,2ºC. Una diferencia de 21,5ºC en un solo día en la misma localidad.

Baja térmica sobre el valle

Durante las primeras horas de la mañana acostumbra a formarse una baja térmica o sistema cerrado de bajas presiones en superficie en la parte alta del valle, por ejemplo en Andújar, Jaén, por el intenso calentamiento. “A lo largo de la tarde se va haciendo mayor a la vez que se desplaza valle abajo”, desarrolla el delegado de la Aemet. Esto hace que el aire sobre el suelo se caliente unos 3-4ºC. También influye en la presión.

Dirección de la brisa en el mes de julio

Una media hora después del amanecer, sobre las 7:30 h, se forma lo que llamamos brisa ascendente de ladera, que alcanza su máxima velocidad a media mañana. Al mediodía, la diferencia de temperatura entre el valle y sus alrededores ya es lo suficientemente grande, esto es lo que hace que se acelere esa brisa ascendente. En cambio la primera mitad del día sopla la brisa de valle descendente, que suele ser un viento muy flojo y más frío.

Inversión térmica o ‘aire atrapado’

Con el anticiclón en verano, se produce lo que la Aemet califica inversión de subsidencia o inversión térmica. Esto es, cuando en altura el aire es más cálido que en superficie, o lo que es lo mismo, cuando hace más calor en la montaña que el valle. Esto hace que se cree una capa de aire caliente, seco y muy estable.

En estas condiciones, “el aire que está por debajo de la inversión apenas se mezcla con el aire situado por encima”, explica el blog. “Las inversiones de temperatura en los valles difieren significativamente de las inversiones en las llanuras cercanas, principalmente porque los valles se someten a ciclos de calentamiento y enfriamiento más intensos. En el valle del Guadalquivir, la inversión suele estar más alta conforme ascendemos en el valle, ya que el volumen de aire a calentar es menor”, concluye.