Apenas una semana después de que una ola de tornados mortífera que ha dejado miles de casas destrozadas y ha causado el fallecimiento de decenas de personas, Estados Unidos se enfrenta a una nueva amenaza. La tormenta invernal Bankston azotará partes del país con viento, nevadas y fuertes lluvias, que podrán causar riadas en las regiones afectadas por los incendios durante el otoño.
Una terrible ola de tornados fuera de temporada azotó el viernes 10 de diciembre seis estados de EEUU, destrozando todo a su paso y convirtiéndose en uno de los eventos más mortíferos de la historia del país. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha declarado este lunes el estado de emergencia en Illinois y Tennessee, los más afectados junto con Kentucky.
Solo en este último, al menos 88 personas han perdido la vida y hay un centenar de personas desaparecidas, una cifra que probablemente aumentará con el paso de las horas: "Podríamos tardar semanas hasta tener un recuento real tanto de fallecidos como de destrucción", ha dicho el gobernador de Kentucky, Andy Beshear.
Uno de los lugares en los que se trabaja retirando escombros es la fábrica de velas de la ciudad de Mayfield, una nave industrial en la que, en el momento en el que llegó el tornado, había unas 110 personas trabajando y que ha quedado totalmente arrasada. Hasta el momento se ha rescatado a unas 40 personas, pero podría no haber más rescates con vida.
Al otro lado del país, California y partes de Mountain West (como se conoce a los estados montañosos del oeste del país: Arizona, Colorado, Idaho, Montana, Nevada, Nuevo México, Utah y Wyoming) se están viendo afectados por lluvias muy intensas que están dado lugar a riadas de escombros y cenizas tras los terribles incendios sufridos los pasados meses.
Áreas del sur de California son hasta ahora las más afectadas, con evacuaciones por el peligro de inundaciones y deslizamientos de tierra.
La posibilidad de vientos fuertes y potencialmente dañinos afectará a los estados de las Grandes Llanuras y el Medio Oeste, es decir, buena parte del centro y del norte de EEUU.
El Servicio Meteorológico Nacional advierte de ráfagas de viento de hasta 110 kilómetros por hora en algunas de estas áreas que pueden causar daños a los árboles y provocar cortes de energía.
Aunque debilitados, los vientos de la tormenta podrán llegar a algunas de las áreas afectadas por la terrible ola de tornados de la pasada semana, mientras los servicios de emergencias buscan sin descanso nuevos supervivientes entre los escombros.