Las violentas tormentas que arrasaron seis estados de Estados Unidos durante la noche del viernes 10 de diciembre pasarán a la historia como algunas de las más mortíferas y duraderas que se recuerdan. ¿Puede haber alimentado el episodio de La Niña el brote de tornados?
Fueron más de 30 tornados los que sacudieron Arkansas, Illinois, Kentucky, Missouri, Mississippi y Tennessee a lo largo de varias horas, según ha informado el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés).
Uno de esos tornados podría haber recorrido más de 400 kilómetros, según el Washington Post, lo cual en caso de confirmarse sería un récord histórico de distancia. Sería también el primer “quad-tornado” registrado, o lo que es lo mismo, el primero en barrer cuatro estados (Arkansas, Missouri, Tennessee y Kentucky).
Solo en el estado de Kentucky podría haber más de 100 muertos, y quinientas casas destruidas solo en el condado de Warren. El gobernador de Kentucky ha asegurado que se ha tratado del "tornado más devastador en la historia de nuestro estado". “Hemos perdido familias enteras”, ha lamentado.
También hay víctimas mortales en otros cuatro estados, y la esperanza de encontrar supervivientes es cada vez menor a medida que se recogen los escombros de los tornados. Podría haber más de cien fallecidos.
Los tornados se forman por un proceso que a día de hoy no se comprende completamente. Se sabe que la mayoría resulta de tormentas eléctricas “supercélula”, con poderosas corrientes ascendentes que pueden alcanzar velocidades de 150 km/hora. La fuerte cizalladura vertical del viento provoca un cilindro de aire que gira horizontalmente, explican desde la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA).
Para que se formen esas corrientes que dan lugar a los tornados, se requiere aire frío (más denso) que choca con el aire cálido y húmedo, y lo empuja hacia abajo. El aire cálido asciende girando rápidamente, al mismo tiempo que el aire más frío se hunde, y se genera un caos de vientos giratorios que acaba formando una “supercélula”, el tipo de tormenta eléctrica más poderoso que existe, que puede durar horas.
Si se forman demasiadas de esas tormentas eléctricas a la vez, pueden interactuar entre ellas y el caótico baile de supercélulas da como resultado un tornado de larga duración, como el que podría haberse producido este viernes en EEUU.
¿De qué manera tiene esto que ver con “La Niña”? Según los expertos, los tornados del fin de semana se han visto alimentados en parte por un clima más cálido de lo habitual en el Medio Oeste, con valores unos 20 grados más altos que el promedio. Esto es algo que achacan al enfriamiento de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial, es decir, al episodio de La Niña que se está desarrollando por segundo año consecutivo, que se prolongará al menos hasta la primavera de 2022.
La Niña altera profundamente las temperaturas y el patrón de las precipitaciones en EEUU. “El Niño (calentamiento del Pacífico ecuatorial, contrario a La Niña) tiende a desplazar la corriente en chorro hacia el sur sobre los EEUU, lo que bloquea la humedad del Golfo de México y reduce el combustible para las tormentas”, explican los científicos expertos en tornados Michael K. Tippett y Chiara Lepore.
“Por el contrario, La Niña se asocia con una corriente en chorro más ondulada y desplazada hacia el norte, que podría esperarse que mejore la actividad meteorológica severa en el sur y sureste. De hecho, los brotes históricos de tornados en 1974, 2008 y 2011 comenzaron durante las condiciones de La Niña”, escribían en 2017.
En resumen: dos ingredientes importantes para los tornados son la inestabilidad atmosférica (con aire cálido y húmedo cerca de la superficie, y aire fresco y seco en el aire) y la cizalladura vertical del viento, unas condiciones ambientales que se asocian en el invierno a la influencia de La Niña sobre partes de los EEUU.
Como han confirmado los meteorólogos Tippett y Lepore, en los años en que se ha producido el episodio de La Niña se ha recogido un número mayor de informes de tornados y granizo, lo cual refuerza la idea de que La Niña habría alimentado la ola de tornados letal de EEUU.