Existen distintos tipos de fenómenos atmosféricos, aunque algunos de ellos destacan por su escasa frecuencia y sus consecuencias potencialmente devastadoras. Más allá de los fenómenos atmosféricos más comunes, en España existe el llamado 'Sistema de Notificación de Observaciones Atmosféricas Singulares’, creado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para recoger y poner a disposición de los ciudadanos información sobre la ocurrencia de ciertos fenómenos meteorológicos que se han denominado singulares, entendiendo por tales los que se caracterizan por ser locales, poco frecuentes, de intensidad significativa y con capacidad de provocar alto impacto social. ¿Qué tipos de fenómenos atmosféricos existen y cómo reconocerlos?
Se denomina tornado a una columna de aire que gira violentamente, estando en contacto con el suelo y colgando de una nube cumuliforme (tipo de nubes con base plana, blanca y aspecto denso), y frecuentemente, pero no siempre, visible como una nube-embudo. Además, el tornado hace referencia al vórtice de viento, no a la nube de condensación. Si la rotación no alcanza el suelo, el vórtice se denomina nube de embudo o tuba (“funnel cloud”). Si lo alcanza, y es violenta, se llama tornado.
Una tromba marina es un tornado sobre el agua. Las trombas marinas consisten en vórtices o torbellinos frecuentemente conectados a nubes cumuliformes. La parte inferior de una tromba puede consistir en agua
pulverizada. La columna se suele hacer cada vez más inclinada con el tiempo debido a la cizalladura del viento en la capa baja por debajo de la tormenta o nube madre.
El vórtice de racha consiste en un remolino de viento que se origina en el frente de racha de una tormenta, en las ocasiones en las que el viento es suficientemente fuerte y el rozamiento contra el suelo altera el flujo lineal del aire, provocando la formación de un vórtice giratorio. Dicho vórtice sube desde la superficie, pudiendo llegar hasta unos 100 metros de altura, pero no está conectado con ninguna nube. Se hace visible por el material que levanta desde el suelo. El diámetro típico de un “gustnado” va de unos metros a unas decenas de metros.
La tolvanera es un remolino que se desarrolla en la capa inferior de la atmósfera, sin una conexión directa con una nube, y es visible por el polvo, arena o residuos que levanta. Raramente las tolvaneras provocan vientos
muy significativos.
La tuba consiste en un vórtice de aire y vapor de agua condensado, con forma de cono o tubo, que gira rápidamente, colgando de una nube de tipo convectivo, pero sin llegar al suelo.
El reventón consiste en una fuerte corriente descendente convectiva, originada a menudo en el seno de una nube de tormenta, que ocasiona vientos destructores. Tiene una dimensión horizontal inferior a diez kilómetros, y su tiempo de vida puede ir de 5 a 30 minutos. Cuando la dimensión horizontal es inferior a cuatro kilómetros se denomina micro-reventón. En este último caso también suelen durar menos en el tiempo (no más de 15 minutos). Los reventones pueden ser húmedos o secos, según que la precipitación asociada a la nube originante del fenómeno llegue o no al suelo.
Otro fenómeno diferente de viento fuerte lineal asociado a las nubes de tormenta es el frente de racha. Consiste en una ráfaga intensa que se produce en la frontera entre el aire frío procedente de una tormenta y el aire del entorno. Generalmente, lleva asociados un aumento brusco en la presión, un giro del viento y un descenso de temperatura, y a veces también precipitación fuerte. También es característica la nubosidad en arco.
Otro caso de viento de carácter local y a veces intenso es el viento de ladera. Cuando una masa de aire en movimiento es interceptada por una montaña, la remonta a barlovento y posteriormente desciende por la cara opuesta (a sotavento). En determinados entornos atmosféricos, con condiciones adecuadas del flujo de aire, estabilidad atmosférica y topografía, los vientos de ladera descendentes pueden acelerarse hasta alcanzar grandes velocidades.
El granizo es un tipo de precipitación sólida en forma de bolas o grumos irregulares de hielo, producido siempre en nubes convectivas, casi siempre en cumulonimbos. Por convenio se establece que cada unidad individual debe alcanzar al menos los 5 milímetros de diámetro para ser considerada granizo. El granizo se genera en casi todas las nubes tormentosas de cierto desarrollo vertical y, preferentemente, en sus niveles medios y altos.
Las precipitaciones súbitas son lluvias intensas, de origen convectivo, caídas sobre una zona reducida, provocando inundaciones repentinas (“flash flood”). Para poder catalogar a un fenómeno como precipitación súbita han de coexistir, de modo aproximado, los siguientes dos requisitos necesarios: que la precipitación torrencial haya durado menos de 3 horas, pero al menos 30 minutos, y haya abarcado una extensión inferior a 50 km2; y que se hayan alcanzado los 60 mm. acumulados en una hora en algún punto de este área.
Quedan por tanto fuera de esta categoría las precipitaciones muy fuertes y a la vez extensas, o las precipitaciones que hayan acumulado gran cantidad de precipitación pero en un intervalo temporal largo. El concepto de precipitación súbita queda relegado a precipitaciones torrenciales, de corta duración, que afectan a un área reducida y crean inundaciones destacables.
La nieve consiste en precipitación de hielo cristalizado, en su mayor parte en forma de estrellas hexagonales, ramificadas, pero frecuentemente mezcladas con simples cristales. Si la temperatura del aire no ha descendido mucho, entonces los cristalitos se sueldan entre sí, formando “copos”. La nieve es un fenómeno relativamente frecuente en algunas zonas de nuestro país.
Para que se considere una nevada de carácter singular, la precipitación en forma de nieve debe acumular 20, 10 ó 5 cm de nieve en 24, 12 ó 6 horas respectivamente, si se trata de zonas llanas, o 40 cm en 24 horas, si se trata de zonas montañosas –y, en todo caso, siempre que la nevada haya ocurrido a una altitud por debajo de 1500 metros-, o bien cantidades menores, pero excepcionales para la región en cuestión.
La precipitación engelante consiste en gotas de lluvia o llovizna que se congelan al llegar al suelo y sobre los objetos expuestos, formando así una capa de hielo claro.
Un alud o avalancha es una masa de nieve y hielo que se desprende de repente de una ladera y que con frecuencia acarrea tierra, rocas y desechos de todo tipo.
El oleaje de rompientes es un oleaje que llega a la costa como mar de fondo y se amplifica y genera importantes olas y/o corrientes de resaca peligrosas para la población.
Se trata de un tipo de olas, poco comunes, que no son producto de la acción del viento o de la actividad sísmica, sino que se desarrollan conforme una perturbación en la presión atmosférica se desplaza sobre el mar. La superficie del agua se ajusta de acuerdo con los cambios en la presión (por cada milibar, la altura del mar varía un centímetro). A medida que la presión atmosférica disminuye, el agua ejerce más fuerza hacia arriba y se genera una ondulación inducida por presión.