De 40 a cero grados en unas horas: ¿Por qué hace tanto frío en los desiertos por la noche?

  • Las temperaturas en el Sáhara pueden caer 40 ºC en un mismo día

  • Los factores que hacen que las temperaturas sean tan extremas son la arena y la falta de humedad

  • Los reptiles son los animales más abundantes en el desierto por su adaptación

Si alguna vez has hecho una excursión por el desierto y has aprovechado para hacer noche y ver amanecer, ya lo sabrás. Las noches a la intemperie sobre la arena no son tan cálidas como cabría pensar. En el Sáhara, el desierto más grande de la Tierra, las temperaturas pueden caer de los 40 grados por el día a los 0 ºC de madrugada en cuestión de horas. ¿Sabes por qué hace tanto frío?

Durante la mayor parte del día, en desiertos como el Sáhara hace un promedio de 38 grados Celsius en las temporadas de más, en cambio por la noche el termómetro puede llegar a marcar menos 4 grados. La diferencia entre los valores máximo y mínimo en un mismo y un lugar específico se conoce por amplitud térmica, y en el caso de los desiertos puede ser de 40 ºC.

La arena se calienta y enfría rápidamente

Esto se debe principalmente a dos características. Por un lado, la arena. A diferencia del asfalto, los tejados o la vegetación, la arena no retiene muy bien el calor. Es cierto que un paseo por la playa en verano puede quemarnos los pies, pero tras la puesta de sol el mismo paseo rápidamente se vuelve apacible. La arena se calienta y enfría rápidamente en su superficie.

“Durante el día, la radiación de la arena de la energía del sol sobrecalienta el aire y hace que la temperatura se eleve. Pero, por la noche, la mayor parte del calor de la arena se irradia rápidamente al aire y no hay luz solar para recalentarlo, dejando la arena y sus alrededores más fríos que antes”, resume ‘Live Science’.

Pero esto, por sí solo, no hace que el desierto se enfríe tanto en tan pocas horas. De ser así, tendrías que sacar el abrigo para dar un paseo por la playa donde has tomado el sol durante un día de verano.

En el desierto no hay ni pizca de humedad

El otro factor que favorece esta amplitud térmica es la humedad. Como sabrás, el aire en el Sáhara o el desierto de Atacama es extremadamente seco, sin vapor de agua en el ambiente. El agua que baña la playa donde veraneas, a diferencia de la arena, sí retiene el calor. Lo hace, además, por más tiempo que la tierra, porque tarda más en liberar la energía que absorbe.

En los desiertos no existe vapor de agua cerca del suelo que retenga el calor, y por tanto al caer la noche el calor diurno se disipa rápidamente.

La vida con temperaturas extremas

Los animales que viven en estas regiones tan áridas y extremas de nuestro planeta se enfrentan a un desafío mayor que las temperaturas: conseguir agua y alimento. Son especies muy adaptadas al medio que han aprendido a arreglárselas.

Los reptiles son los animales más abundantes en los desiertos y, a diferencia de los mamíferos, son de sangre fría. Esto implica que no necesitan emplear su energía para mantener una temperatura corporal constante, simplemente restringen su actividad cuando la temperatura ambiental no es la más adecuada. Los lagartos, por ejemplo, pueden ‘congelarse’ durante la hibernación.

Esto les permite emplear su energía en tareas más importantes como la caza. Además suelen ser pequeños y escurridizos, y esto les facilita esconderse entre rocas cálidas durante la noche.

Pero en el desierto también hay mamíferos. El que más te suene es probablemente el camello. Ellos no pueden esconderse del sol sin más por su tamaño y tampoco tienen capacidad para mantenerse calientes por medios propios. ¿Cómo lo hacen, entonces? Básicamente, sobreviven manteniendo una temperatura corporal constante tanto en condiciones cálidas como frías. Su piel grasa y gruesa, explica Dale DeNardo, fisiólogo ambiental de la Universidad Estatal de Arizona, a 'Live Science', “les impide ganar demasiado calor durante el día y perder demasiado por la noche”.

En el caso de las aves, en cambio, su supervivencia se debe a su ingenio. Como todos los animales, los pájaros necesitan agua para sobrevivir. Durante al calor achicharrante, buscan la sombra y se esconden, de esta manera no gastan energía en jadear. Además son capaces de enfriarse por evaporación, algo así como el sudor de los humanos. Obtienen agua de sus alimentos y, gracias a sus riñones extremadamente eficientes, sacan el máximo provecho de esa agua. Así aguantan entre tormenta y tormenta, por lo que suelen andar buscando charcos.

Por último, las plantas más icónicas del desierto, los cactus, al no poder moverse, han desarrollado ese mecanismo de defensa de sus dolorosas púas precisamente para proteger su agua de depredadores. El frío nocturno, en cambio, sí les complica la vida en algunas ocasiones, puesto que congela sus tejidos internos.

Otras plantas, como los arbustos, “conservan el agua al cultivar pocas hojas o al tener grandes sistemas de raíces para recolectar agua. Algunas especies de plantas del desierto tienen un ciclo de vida corto de unas pocas semanas que dura solo durante los períodos de lluvia”, explican desde la NASA.