En el Pacífico tropical, en la costa occidental de Sudamérica, hay dos patrones que todo pescador conoce: El Niño y La Niña. Cuando se da el primero, el calentamiento de las aguas es un problema para ellos porque deja sin alimento a los peces, además de tener implicaciones en el clima global. Cuando ocurre el segundo pasa lo contrario, se enfría esta franja del océano, y de igual manera tiene un efecto mariposa mundial que veremos a continuación. Los expertos predicen que La Niña tendrá lugar este otoño.
La Niña es el enfriamiento periódico del océano Pacífico oriental y central ecuatorial, y su efecto en el clima mundial suele ser más probabilidad de sequía en algunas partes del mundo y de otro fenómeno en particular en el Caribe: los huracanes. Justamente en los últimos días hemos visto dos embestir sobre Texas, México y Puerto Rico, las nombradas Hanna e Isaías, con inundaciones que han obligado a desalojar vecindarios enteros.
En la siguiente imagen de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) podemos ver en azul las áreas de la superficie del mar donde la temperatura es más fría que la media, como una onda que ha ido extendiéndose hacia el oeste. Pero el enfriamiento todavía es insuficiente para que se identifique un evento de La Niña.
La NOAA dijo a comienzos de julio que hay una probabilidad del 50% al 55% de que las condiciones de La Niña se desarrollen para este otoño y persistan durante el invierno, por lo que ha emitido un aviso o ‘watch’ que significa que el fenómeno se dará, posiblemente, en los próximos seis meses.
El efecto que más se suele temer de La Niña corresponde con una temporada de huracanes más activa. Esto sucede porque "las aguas más frías del Pacífico oriental causan menos cizalladura del viento y vientos más débiles en el mar Caribe", explica un meteorológo de The Weather Channel. "La Niña también puede mejorar el movimiento ascendente sobre la cuenca del Atlántico, lo que facilita el desarrollo de tormentas", continúa.
Otra consecuencia que puede tener es un invierno más duro en Norteamérica, ya que suele formarse un bloqueo atmosférico sobre el Ártico que empuja las masas de aire polar hacia el sur.