El huracán Iota se ha llevado por delante techos de zinc, postes de electricidad y palmeras en el noreste de Nicaragua a última hora del lunes. Ha tocado tierra con vientos de 250 kilómetros por hora, más de 700 litros por metro cuadrado de lluvia y una subida del nivel del mar de unos 6 metros, ha descrito la Organización de Naciones Unidas, unas condiciones difíciles de sobrevivir en unas ciudades que hace solo dos semanas golpeó Eta. La crisis humanitaria se agrava.
Puerto Cabezas ha sido nuevamente el punto de entrada del huracán. La ciudad costera ha quedado inundada y sembrada de escombros, informa Reuters. Se ha evacuado a decenas de miles de personas: “El paso de Iota puede afectar a unas 80.000 familias de la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte”, ha dicho la ONU. Las imágenes estremecen.
“Es el huracán más fuerte que ha tocado suelo nicaragüense desde que comenzaron los registros”, le ha Marcio Baca, director del Instituto Nicaragüense de Estudios de la Tierra, a Reuters. Esta es la primera vez que se forman dos grandes huracanes en la cuenca del Atlántico en noviembre desde que comenzaron los registros en 1851, y es, también, el huracán de categoría 5 más tardío que se ha observado nunca, a solo dos semanas de terminar la temporada.
A esta hora Iota se debilita sobre el noreste de Nicaragua, comunica el Centro Nacional de Huracanes estadounidense (NHC, por sus siglas en inglés), pero sigue poniendo en peligro la vida de las personas por la marejada, los vientos catastróficos, y por el potencial de causar inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, añade.
Los mensajes clave del NHC dicen lo siguiente: “Iota es ahora un huracán de categoría 2 en la escala Saffir-Simpson. Se espera un debilitamiento rápido adicional hoy hasta el miércoles, y se pronostica que Iota se disipará en Central América el miércoles por la noche”.
Pero avisa que “los vientos con fuerza de huracán se extienden hacia afuera hasta 55 km desde el centro y los vientos con fuerza de tormenta tropical se extienden 280 km”. Además, concluye que el jueves todavía las lluvias podrán dejar cantidades significativas en Nicaragua, Guatemala, Belice, El Salvador y Panamá, “poniendo en peligro la vida con inundaciones y desbordamientos de ríos, junto con deslizamientos de tierra”.
En cuanto a la marejada prevista, indica que hay riesgo en “gran parte de la costa de Centroamérica y la Península de Yucatán durante el próximo par de días”.
“Estamos en manos de Dios. Si tengo que trepar a los árboles, lo haré”, le ha dicho Jaime Caal Cuz, de 53 años, a Reuters. Se trata de un agricultor de la provincia de Izabal, en el sureste de Guatemala. Hace semanas llevó a su familia a un refugio ante el peligro inminente del huracán Eta y se quedó a cuidar la casa y sus pertenencias. Como ellos, muchas familias habían retornado tras la tormenta y han sido nuevamente evacuadas ahora ante la llegada de Iota.
Se están distribuyendo cargamentos de alimentos y agua potable, así como mascarillas, alcohol y combustible para las lanchas. Entre las personas que están participando en las acciones solidarias se encuentra el chef español José Andrés.