El pasado 6 de febrero, la base de investigación argentina Esperanza anunció un récord de temperatura en la Antártida de 18,3°C. Poco después, medios de todo el mundo se hicieron eco de los 20,75ºC que supuestamente marcó el termómetro en la Isla Seymour. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) todavía no ha verificado ninguna de las marcas, pero, como era de esperar, la noticia ha sido comentadísima en las redes sociales, y la difusión de 'fake news' catastrofistas ha mosqueado a más de uno que se ha plantado con los argumentos que vamos a ver a continuación.
Glaciares que menguan, pérdida de hielo marino, cada vez más zonas verdes y especies que ven su población drásticamente reducida. Que el clima está modificando las condiciones en el continente austral es evidente.
No obstante, para que el discurso llegue a la población es necesario comunicar con la verdad, con datos probados y expuestos por fuentes fiables. Esa falta de rigurosidad es precisamente lo que no ha gustado a los meteorólogos. Hay que aclarar varias afirmaciones antes de nada, que hemos conocido en parte gracias a los hilos explicativos en Twitter del meteorólogo Sergi González:
Aprovechando el revuelo, la Aemet también ha publicado en su cuenta de Twitter un hilo que recoge algunos datos relevantes para evitar confusiones:
Efectivamente, cada vez hace más calor en el continente austral, pero no es un ascenso observable tan a simple vista. El historial de las estaciones meteorológicas de la Antártida muestra oscilaciones muy drásticas que en ocasiones han contribuido a reponer el hielo.
En enero de 2016, el observatorio de la NASA publicó un informe sobre el estado de la Península Antártida, el 'brazo' de tierra más septentrional del continente, y que representa un pequeñísimo porcentaje del total del continente. En él, afirmaba que las temperaturas habían ascendido 2,8ºC en el territorio entre 1951 y 2000, aunque después cayeron 1ºC entre 2000 y 2014, insuficientes para reponer el daño, pero muy significativo como dato ya que revierte la tendencia.
El dato que cuenta, eso sí, es el que resume que "13 de las 17 estaciones meteorológicas han experimentado una tendencia positiva en su temperatura media anual a lo largo de todo su registro", enuncia un estudio de la institución British Antarctic Survey de 2019.
El motivo principal del ascenso de las temperaturas y el deshielo –principalmente desde su base (de abajo a arriba)– tienen un motivo que explicó en 2017 Raúl Cordero, doctor del Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile: agua procedente del norte se ha acercado a la costa de la Antártica.
¿Por qué? Por los cambios en la intensidad de los vientos en torno a la Antártida. Es lo que llamamos anomalías circulatorias o cambios en los patrones de viento. Se han modificado, explica, porque ha crecido el contraste entre la temperatura del ecuador y la temperatura en el Polo Sur. Esto ocurre porque, mientras que el agujero de ozono ha contribuido a frenar el calentamiento en el continente austral, el ecuador sigue caldeándose a un ritmo acelerado.
Este fenómeno, al que están apuntando varios científicos para explicar el supuesto récord en la base Esperanza, es el mismo que ocurre puntualmente en muchas zonas montañosas del mundo, por ejemplo en Pirineos.
El aire se obligado a ascender una montaña y después bajarla. Cuando sube, se seca. Cuando baja, se comprime, y al comprimirse aumenta su temperatura. La Antártida está atravesada por un sistema montañoso de una altura promedio de 1,5 kilómetros.
En el momento de los 18,3ºC en la Península Antártica, "en el lado oeste", especifica Raúl Cordero, la temperatura era la normal, "y al mismo tiempo se registraban 14ºC más a sólo 40 km de distancia". La diferencia entre ambos puntos es el viento cálido.