La lucha contra el cambio climático se extienden como una telaraña por todo el planeta, sobre todo entre los más jóvenes, preocupados por el mundo que les vamos a dejar sus mayores. Hasta ahora, el temor a los efectos de calentamiento global tan solo se hacían patentes a través de poco relevantes mensajes en las redes sociales, además de las alertas lanzadas por los medios de comunicación especializados y generalistas. Pero desde hace poco más de un año ha irrumpido el liderazgo de una joven de 16 años, sueca, cuyo nombre ya ha dado la vuelta al mundo. Greta Thunberg, con un contundente discurso y un íntegro mensaje ha dejado mudos a la mayoría de los miembros de la ONU.
Esta adolescente ha logrado movilizar a millones de jóvenes en las huelgas estudiantiles por el cambio climático (Fridays For Future), un fenómeno que no tiene visos de ser una anécdota pasajera, ha participado en el Foro Económico Mundial, en la Asamblea francesa y en la Cumbre de la Acción Climática, celebrada en Nueva York con la presencia de los principales mandatarios del mundo. En ninguno de estos fotos se ha achantado, ha hecho gala de su enfado y decepción con los que deciden los designios de la humanidad y no hacen nada por revertir el daño hecho. "Yo no debería estar aquí, sino al otro lado del océano. ¿Todavía os acercáis a mí por esperanza? ¡Cómo os atrevéis! Habéis robado mis sueños y mi infancia con vuestras palabras vacías. Y todavía soy una afortunada. Hay gente que sufre, que está muriendo", señaló entre lágrimas de rabia en el último alegato, criticado por ser "demasiado pesimista", según algunos que no le quitan mérito por su constancia y valentía.
Diagnosticada con síndrome de Asperger, su súperpoder, Greta es la octava adolescente más influyente del momento y hay algún político noruego que la ha postulado para el Nobel de la Paz. "Resolver el cambio climático es el desafío más grande y complejo que ha enfrentado el homo sapiens", dijo el pasado enero en Zúrich (Suiza). "La solución, sin embargo, es muy simple, que incluso un niño pequeño podría entender. Tenemos que detener nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (...) Los adultos dicen: Tenemos que dar esperanzas a la próxima generación. Pero no quiero tu esperanza, ni quiero que la tengas. Quiero que entres en pánico, que sientas el miedo que yo siento todos los días, y luego quiero que actúes (...) Quiero que actúes como si tu casa estuviera en llamas, porque eso es lo que está pasando", añadió.
En diciembre de 2018 nació UK Student Climate Network, una organización estudiantil fundada por Anna Taylor, Ivi Hohmann y Daniela Torres Perez. Dos meses después, estas jóvenes de 18 años lograron movilizar a miles de estudiantes como parte del movimiento Youth Strike 4 Climate con el objetivo de la toma de medidas contra la crisis climática por parte del gobierno británico. La organización es tal, que en pocos meses se han dividido en grupos regionales que gestionan las huelgas locales de su área, normalmente un viernes de cada mes. La propia Taylor, que abogó por dar pasos adelante para hacer sentir a los políticos incómodos en sus asientos, llama la atención sobre un movimiento global que tiene como única prioridad el planeta.
Esta rebelión joven tiene otras muchas líderes mujeres que siguen los pasos de Thunberg a lo largo y ancho del planeta. Como Anuna de Wever, una belga de 17 años que oyó hablar de Greta y de sus novillos reivindicativos y siguió sus pasos convocando una huelga estudiantil, que se hizo viral y fue secundada por 3.000 alumnos. Empeñada en ser algún día diplomática de Derechos Humanos, De Wever se sorprende de la escasa confianza que la sociedad tiene en la repercusión de estas protestas y advierte que no piensa claudicar pese a los mensajes amenazadores que recibió a principios de este año.
Junto a ella, Kyra Gantois, de 19 años, con la compartió preocupaciones sobre el clima y decidieron movilizar a los jóvenes belgas con la intención de protestar en el centro de su ciudad contra la política climática actual. El meollo de esta amistad y causa común se convirtió en libro la pasada primavera, El clima somos nosotras, donde animan a los lectores a hacer frente a los legisladores y exigir la reducción de gases contaminantes y otras medidas urgentes de manera inmediata.
Entre los jóvenes presentes en la Cumbre Juvenil sobre Acción Climática de la ONU había también una española, Patricia Ramos, elegida por la organización no gubernamental Plan Internacional, que cuenta con proyectos en algunos de los países más vulnerables a las consecuencias del calentamiento global. "A través de mi participación, quiero que los líderes mundiales sepan que los jóvenes, y en especial las chicas, somos las que estamos liderando el movimiento contra el cambio climático, a pesar de ser uno de los grupos más vulnerables a sus efectos. Nos afecta más a nosotras y por eso necesitamos que nos escuchen", comentaba la joven estudiante de medicina desde Nueva York.