La polémica medida de Suiza contra el cambio climático: propone racionar la carne
Suiza podría convertirse en el primer país en limitar el consumo de carne para luchar contra el cambio climático
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La lucha contra el cambio climático podría empezar en el plato. Lo que comemos tiene un gran impacto en el medioambiente, y está demostrado, entre otras cosas, que un consumo excesivo de carne produce una enorme cantidad de gases de efecto invernadero. Suiza podría ser el primer país en tomar medidas en este sentido, y podría racionar la cantidad de carne que consume cada habitante.
A nivel mundial, la producción y el consumo de todos los tipos de carne han aumentado sustancialmente en los últimos 50 años, y se prevé que aumente otro 50 % para 2050, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Esto es insostenible.
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Suiza propone limitar el consumo de carne para luchar contra el cambio climático
Suiza podría convertirse en el primer país en limitar el consumo de carne en su población. Claro, que también es uno de los países donde más carne se consume. En este país, el consumo de carne por habitante es actualmente casi tres veces superior al recomendado por la OMS (que aconseja no consumir más de 500 gramos de carne por persona a la semana).
"Dos o tres porciones de carne semanales son un nivel máximo desde el punto de vista de la salud, pero en Suiza comemos el triple de esa cantidad", comunicaba hace unos días el subdirector de la Oficina Federal de Seguridad Alimentaria suizo, Michael Beer, citado por la agencia de noticias ATS.
El Ministerio de Agricultura de Suiza considera que el país debe ser capaz de producir un 50 % de los alimentos que consume para ser autosuficiente, según ha dicho en un comunicado.
La nueva medida propone que el país reduzca en dos tercios las emisiones de gases de efecto invernadero por habitante en comparación con los datos de 2020.
¿Cómo contribuye el consumo de carne al cambio climático?
Está demostrado que el 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero globales son atribuibles a la ganadería, una industria que emite no sólo dióxido de carbono (CO2), sino también metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), dos gases que se consideran contaminantes.
Aunque el metano y el óxido nitroso no permanecen en la atmósfera tanto tiempo como el CO2, su potencial de calentamiento climático respectivo es aproximadamente 25 y 300 veces mayor.
Es decir, todos estos gases deberían reducirse si no queremos que la temperatura global siga aumentando, y limitar la ganadería (y con ella el consumo de carne) es cortar el problema de raíz.
Además, la ganadería también produce estos gases contaminantes fuera de sus fábricas. El ganado necesita comida, y para ello es necesario cultivar piensos, uno de los motivos que más impulsan la tala de árboles. Tanto es así, que el 80 por ciento de la deforestación se debe a la tala de tierras para la ganadería.
Esto causa pérdida de biodiversidad, degrada el suelo y conduce a un consumo excesivo de agua.
Teniendo todo esto en cuenta, se estima que la producción de sólo 100 gramos de proteína a partir de carne de vacuno es responsable de la liberación de 49,89 kilogramos de dióxido de carbono.