Los primeros meses de 2023 han secado el campo español. Nuestro país se enfrenta a una sequía que cada vez es más preocupante, tras dos años con déficit de lluvias en muchas comunidades y sin previsión de que la cosa mejore a corto plazo. Los embalses están muy por debajo de la media para estas fechas.
Con una guerra abierta sobre la proposición de ley en Doñana y la Mesa de la Sequía convocada para el próximo día 19. Así se presenta el mes de abril de 2023. La sequía está acaparando los titulares últimamente ante la primavera y el verano que se nos vienen encima, sin apenas previsión de lluvias y con restricciones al uso de agua sobre la mesa, que podrán afectar al regado de jardines o al llenado de piscinas, como ya se plantea en Cataluña.
El último informe de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha confirmado que España sigue en sequía este 2023, tras dos años muy secos: en estos primeros meses del año ha llovido un 75 % menos que la media de la última década, y las previsiones son bastante preocupantes, ha dicho el jefe de climatología de la Aemet en la Comunidad Valenciana, José Ángel Núñez.
“En las zonas en rojo, los últimos dos años han tenido un carácter muy seco o extremadamente seco”, explica. Fundamentalmente Andalucía central, occidental, Cataluña, norte de zonas de Castilla y León, y de la cornisa cantábrica. “No es una situación generalizada, pero sí muy extensa, con algunas zonas en sequía de larga duración”.
En el pasado ha habido otros periodos preocupantes de sequía. “Las sequías no son cíclicas, pero sí recurrentes. Cada sequía tiene su propio ciclo, unas más extensas en el tiempo, otras abarcan toda la Península. La última gran sequía ocurrió en la primera mitad de los años 1990 (año 92 hasta el 95), y en aquella ocasión afectó a toda la Península”, detalla el experto de la Aemet.
A corto plazo, si echamos un vistazo a la previsión para los próximos 10 días, vemos que prácticamente no va a llover nada en zonas donde la sequía está siendo delicada.
Está por ver si de cara a la última semana de abril o primera de mayo, cuando hay mucha incertidumbre y las previsiones no son nada claras, la cosa cambia y vemos llover al fin.