Cataluña lleva dos años sin ver lluvias abundantes en la cabecera de sus grandes ríos. Desde la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) ahora alertan de que Barcelona "podría entrar en una situación de emergencia en 4 o 5 meses" por la sequía, lo cual conllevaría nuevas restricciones al uso de agua.
Las zonas abastecidas por las cuencas de los ríos Ter y Llobregat, como son Barcelona y su área metropolitana, se encuentran en fase de excepcionalidad. Estos embalses se encuentran al 28 % de su capacidad a comienzos de marzo. Si los niveles bajan hasta el 16 % entre finales de primavera y comienzos de verano, estas regiones entrarán en fase de emergencia.
Las medidas para hacer frente a la sequía excepcional en Cataluña incluyen reducciones en el uso del agua a 224 municipios de 15 comarcas con más de 6 millones de habitantes y sanciones que pueden llegar hasta los 150.000 euros.
La entrada en el escenario de excepcionalidad supone la reducción del 40 % del agua para usos agrícolas, del 15 % para usos industriales, para usos lúdicos (15 % en usos asimilables y 50 % en riego) y la prohibición del riego de zonas verdes, tanto públicas como privadas (sólo se permitirá el agua para mantener vivo el arbolado y haciéndolo lo gota a gota o con regaderas). Asimismo, se prohíbe la limpieza de calles con agua potable.
También existe una reducción de la dotación de agua media por habitante y día. Si en el escenario de alerta era de 250 litros por habitante y día, en excepcionalidad pasa a los 230 litros por habitante y día.
En la región metropolitana de Barcelona está por ver cuándo se iniciarían estos recortes, porque si baja el consumo y se hace un uso responsable "a lo mejor no hay que hacer recortes y a lo mejor no hay que bajar la presión del agua, o a lo mejor la reducción de presión del agua solo afectaría a los edificios más altos", aunque el director de la ACA, Samuel Reyes, ha recalcado que todo depende de la evolución de la situación.
Se toman estas medidas por el riesgo de desabastecimiento. En caso de llegar a la fase de emergencia, las restricciones en los núcleos no urbanos serían más graves, porque "en el riego agrícola alcanzarían el 80 %, y en la ganadería del 50 %, mientras que las actividades recreativas como los campos de golf quedarían completamente prohibidas", ha informado Reyes.
Estas medidas preocupan al sector turístico y hotelero, puesto que alrededor de 9,7 millones de turistas visitan la capital catalana cada año. Las restricciones en el uso de agua podrían limitar el gasto de agua habitual en el aseo y las duchas, y afectar al llenado de piscinas y balnearios.