La Niña se ha debilitado y se espera que termine en los próximos meses, mientras aumentan las posibilidades de El Niño para el otoño. Ambos son las fases opuestas de un fenómeno llamado El Niño Oscilación del Sur (ENOS). ¿Qué son estos eventos y cómo afectan al clima global?
La Niña, la fase fría del patrón climático El Niño-Oscilación del Sur, se debilitó durante el último mes tras repetirse por tercer invierno consecutivo, y los meteorólogos esperan una transición a condiciones neutrales en los próximos meses en el Pacífico tropical, lo cual significa que las temperaturas de la superficie del mar en esta franja del océano estarán en torno al promedio.
ENOS es uno de los fenómenos climáticos más importantes en la Tierra debido a su capacidad para cambiar la circulación atmosférica global, que a su vez influye en la temperatura y la precipitación en todo el mundo. Tiene tres estados o fases: neutro, El Niño y La Niña.
Cuando el índice ENOS es neutro, significa que las temperaturas en la superficie del Océano Pacífico tropical central y oriental están en la media. Cuando las temperaturas de la superficie del mar son inferiores a la media (−0,5 a −1,0 grados Celsius), hablamos de un episodio de La Niña; cuando ocurre lo opuesto, con temperaturas superiores al promedio, se produce El Niño.
En enero de 2023, la temperatura de la superficie del mar en el Pacífico tropical fue 0,75 °C más fría que el promedio a largo plazo.
Este es el segundo mes consecutivo en que la anomalía se debilita, pero aún supera el umbral de La Niña de -0.5 °C. La última vez que hubo condiciones neutrales fue en el verano de 2021.
Los pronosticadores esperan que un cambio sea inminente, con un 85% de probabilidad de que el período de febrero a abril sea neutral.
El Niño tiene probabilidades de alrededor del 60 % para el próximo otoño, y después de tres inviernos consecutivos de La Niña, puede parecer inevitable, pero hay algunos factores que generan incertidumbre, por lo que el pronóstico quizá cambie en los próximos meses.
La respuesta atmosférica a la superficie del océano más fría que el promedio cuando se produce La Niña son unos vientos alisios más fuertes, que soplan de oeste a este. Esto hace que transporten más humedad al lejano Pacífico occidental y condiciones más secas en el Pacífico central/oriental.
Esto coincide con lo que hemos observado este invierno a ambos lados de la cuenca del Pacífico: inundaciones históricas por los récords de lluvia en Nueva Zelanda, y una sequía prolongada con temperaturas inusualmente altas e incendios masivos en Chile.
Cuando se produce La Niña, la corriente en chorro tiende a desplazarse hacia el norte y se debilita sobre el Pacífico oriental, haciendo que el invierno sea más cálido y seco de lo habitual en el sur de EEUU, mientras que en el norte y Canadá tiende a ser más húmedo y frío.
Por el contrario, durante El Niño, los vientos alisios se debilitan. El agua cálida es empujada hacia el este, hacia la costa oeste de las Américas.
En la otra punta del Pacífico, en Australia o Indonesia, son más probables las sequías cuando se produce El Niño.
En EEUU, El Niño hace que la corriente en chorro del Pacífico se mueva hacia el sur y se extienda más hacia el este, generando condiciones más húmedas de lo normal en el sur del país en invierno y condiciones más cálidas y secas en el norte, según la NOAA.