Ya es oficial: en febrero se ha producido un evento de calentamiento súbito estratosférico con interrupción del vórtice polar. A veces esto conduce a olas de frío severas y tormentas de invierno como la de Filomena, que tiñó el interior de España de blanco, pero esto no siempre ocurre. Los meteorólogos están estudiando cómo afectará este fenómeno al tiempo en marzo de 2023.
"Después de alcanzar mínimos casi récord a principios de enero, las temperaturas en la estratosfera del Ártico, la capa de la atmósfera sobre la troposfera, donde todos vivimos, están aumentando rápidamente debido a lo que se conoce como un evento de calentamiento súbito estratosférico (CSE)", ha comunicado la NOAA (la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica).
La rápida subida de las temperaturas en la estratosfera a principios de febrero hizo que el vórtice polar se interrumpiera y se desplazara hacia partes de Europa.
Los eventos repentinos de calentamiento estratosférico pueden ser causados por grandes ondas atmosféricas en la estratosfera o la troposfera. Las ondas planetarias tienen crestas y valles como las olas del océano, pero abarcan grandes distancias en la atmósfera. Y al igual que las olas rompen en la playa, las olas atmosféricas también pueden "chocar", tanto en dirección horizontal como vertical.
Cuando una onda atmosférica troposférica choca verticalmente contra la estratosfera y choca contra el vórtice polar, transfiere una gran cantidad de energía. Esa energía puede ralentizar o incluso revertir la circulación del vórtice polar y provocar un calentamiento rápido.
Esto es lo que ha ocurrido en las últimas semanas: una onda planetaria troposférica a fines de enero le dio al vórtice polar un pequeño golpe desde abajo, causando un calentamiento rápido pero modesto. Esto habría bastado para desestabilizar el vórtice polar y dar lugar a una interrupción total, y un repentino calentamiento estratosférico.
Los pronósticos ahora indican que el calentamiento alcanzará un nuevo pico en los próximos días. Por tanto la incógnita ha dejado de ser si se producirá un CSE, y ha pasado a ser otra: ¿Qué significa esto para nosotros?
En años anteriores, estos eventos han causado olas de frío muy intensas y grandes nevadas en Europa y Estados Unidos, como pasó en el invierno de 2021.
Aquel año, España vivió el temporal de Filomena y registró temperaturas inferiores a los -20 ºC en las localidades de Bello o Molina de Aragón, mientras en el estado de Texas una ola de frío extrema dejaba sin luz a millones de personas y causaba decenas de muertes.
Otro ejemplo de un evento de calentamiento súbito estratosférico que causó una importante irrupción de aire frío en Europa se produjo en 2018.
Un cambio repentino de la temperatura en la atmósfera alta se propagó a la troposfera durante las siguientes 2-3 semanas. Como consecuencia, además de una intensa nevada en febrero de ese año en gran parte de España, aquel marzo fue el más lluvioso de todos los registros en el conjunto de nuestro país.
Este invierno, aclaran desde la NOAA, se observa “una mayor probabilidad, pero no promesas, de condiciones más frías que el promedio en algún lugar de las latitudes medias en las próximas semanas”.
“Los efectos de un CSE pueden tener influencia en el tiempo meteorológico en un plazo de 6 semanas desde su ocurrencia. Sin embargo, en muchas de las ocasiones no llega a producirse ningún efecto en la situación meteorológica ya que la perturbación no llega a propagarse hasta la troposfera”, señala un artículo de Eltiempo.es.
Puesto que por ahora no se ha confirmado nada, habrá que seguir pendientes al pronóstico del tiempo para marzo 2023 en el hemisferio norte, que podrá cambiar según cómo evolucione el vórtice polar y si finalmente el calentamiento estratosférico se propaga a la troposfera.
Tras unos días de calor anómalo en España este mes de febrero, en que se han superado los 20 ºC en gran parte del territorio, está previsto que una masa de aire fría irrumpa a partir del miércoles 22, causando un desplome de las temperaturas y un regreso también del tiempo inestable.
Las temperaturas bajarán drásticamente y serán hasta diez grados más bajas de lo normal para estas fechas, y reaparecerán las heladas y la nieve a cotas bajas, pudiendo producirse en ciudades como Burgos o Vitoria. La semana que viene continuará el frío.
Respecto a las precipitaciones, se espera que esta semana sean muy copiosas en el norte peninsular, mientras que la próxima semana podría llover más de lo habitual en el área mediterránea y en Canarias.