Un calentamiento súbito estratosférico está a punto de desarrollarse sobre el Ártico. Esto podría alterar la circulación del vórtice polar y desplazar masas de aire gélido hacia Europa y partes de Estados Unidos.
Los principales modelos de predicción están de acuerdo en que, ahora sí, parece bastante probable que un evento de calentamiento estratosférico repentino (SSW, por sus siglas en inglés) ocurrirá a partir de la próxima semana. Esto perturbaría el vórtice polar estratosférico, que es un círculo de fuertes vientos que rodea un área de baja presión sobre el Polo, dejando escapar aire frío a latitudes muy bajas.
El calentamiento repentino de la estratosfera ocurre muchos kilómetros por encima de nosotros, pero estos eventos pueden influir en la troposfera que se encuentra debajo, lo que puede afectar el clima en los EEUU y Europa, generalmente una semana o varias semanas después, y sus efectos pueden persistir incluso durante un mes.
Aún hay mucha incertidumbre sobre el impacto del calentamiento súbito estratosférico que está en marcha este invierno. Una de las consecuencias posibles es la perturbación del vórtice polar. Los vientos del vórtice polar pueden debilitarse tanto que pueden pasar de ser del oeste a este.
Esto lleva a que el aire frío descienda y se caliente rápidamente sobre el Ártico, lo cual conduce a un desplazamiento o división del vórtice polar, por lo que en lugar de que el aire frío circule sobre la región polar, puede desviarse al sur hacia las latitudes medias.
“La principal incertidumbre con estos eventos es que no sabemos exactamente dónde terminará este aire frío en el hemisferio norte”, indican desde la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica).
Por tanto, el debilitamiento o rotura del vórtice polar podría afectar a los patrones climáticos y causar un cambio dramático en las temperaturas en superficie en latitudes medias las próximas semanas. Pero, como decimos, aún está por ver qué pasará finalmente.
En el pasado reciente, eventos repentinos de calentamiento estratosférico han provocado grandes olas de frío en Europa, como la "Bestia del Este" que llevó aire gélido desde Siberia hacia el resto del continente en 2018.
Otra consecuencia que hemos observado otros años ha sido no tanto el desalojo de masas de aire frío ártico, sino el predominio de centro de bajas presiones, es decir, de borrascas, en Europa, causando temporales de lluvias generalizadas en España y otros países.
Teniendo en cuenta que los embalses españoles se encuentran actualmente al 50 % de su capacidad en el conjunto del país, diez puntos por debajo de la media de la última década, un episodio de lluvias generalizadas no sería mala noticia.
De momento, para la segunda quincena de febrero el modelo europeo ECMWF apunta a un predominio del tiempo inestable en las regiones mediterráneas y las Canarias, mientras que el resto de España tendría un tiempo más seco. En cuanto a las temperaturas, por ahora no está muy claro qué pasará, pero parece que podría hacer más calor del habitual en el suroeste peninsular. Tampoco se observa para la próxima semana un gran desalojo de aire frío en el resto de Europa. Está por ver si llegará finalmente en marzo.