Se dice que las cabañuelas vieron venir las nevadas de Filomena cuando nadie lo hizo, pero ¿cuánto hay de verdad en esto? ¿Es realmente fiable su pronóstico? Esto es lo que dicen los expertos.
Desde que las nevadas de Filomena enterraron Madrid y otras ciudades del interior de España se ha dicho que el joven Jorge Rey, el nombre que más suena cuando se trata de cabañuelas, pronosticó el temporal. Los expertos, en cambio, aseguran que esto no es así, y recuerdan que "la única manera de estudiar la atmósfera de manera correcta es mediante la ciencia", dicen desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Las cabañuelas pronostican el tiempo que va a hacer en los diferentes meses del año en base a las condiciones atmosféricas durante los meses de enero o de agosto. Se observan las lluvias, las temperaturas o el comportamiento de los animales, entre otros elementos.
"Si bien la capacidad de observación de la naturaleza y la sabiduría popular que atesoran las personas en el mundo rural es enormemente valiosa y les permite adaptar su forma de vida al medio local con éxito, tenemos que señalar que las cabañuelas, en particular, no son más que una superstición", señala la Aemet en un artículo.
"No tiene ningún sentido ni fundamento pensar que el tiempo que ocurra en los 12 primeros días de agosto nos permite saber qué ocurrirá en los 12 meses del siguiente año", recalcan.
La predicción del tiempo en base a las matemáticas es la única válida para los científicos. “La atmósfera, además, es un sistema caótico, lo que significa que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales hacen que la evolución prevista sea muy diferente”, indican la Aemet. Por lo que solo una predicción a corto plazo es realmente confiable.
"Métodos pseudocientíficos como las cabañuelas hacen uso de correlaciones del tipo 'si hace sol en 6 de agosto, enero será soleado'", añaden los expertos, o afirmaciones como que “en noviembre lloverá mucho” o “en enero habrá muchas nevadas”, algo que ya nos dice la climatología de cada región.
“Después de todo, es normal que en invierno haga frío y en verano calor”, dice la Aemet.
Es algo que los meteorólogos comparan con la superstición del Día de la Marmota en Estados Unidos, con un porcentaje de acierto del 50 %, que no responde a ninguna ley física. Si no te suena: según esta creencia popular, si la marmota Phil ve su sombra al salir de su madriguera cuando pasan los grandes fríos del invierno, significa en teoría que habrá 6 semanas más de invierno ese año. Es un cara o cruz.
Se ha dicho muchas veces que no vimos venir las nevadas de Filomena, pero lo cierto es que Rubén del Campo, portavoz de Aemet, anticipó en su momento que podía “ser uno de los episodios de nieve más extensos de los últimos años”.
Desde la Navidad de 2020 nos acompañó en España una masa de aire frío que, al mezclarse con un flujo de aire muy húmedo procedente del Atlántico, que nos trajo la borrasca bautizada Filomena, hizo que los Reyes Magos de 2021 llegaran con nevadas en cotas extremadamente bajas, además de acumulaciones inusuales de nieve. Algo que de ninguna manera pudieron ver venir las cabañuelas, pero que la Aemet advirtió a medida que se acercaba la fecha, cuando activó los avisos por nevadas en el centro de la Península.
"No es desdeñable la probabilidad de que en la capital de España se puedan acumular más de diez centímetros de nieve", decía el portavoz de la Aemet aquella primera semana de enero de 2021, cuando se hablaba de una situación meteorológica explosiva.
A lo que añadía: "Si la nieve caída quede acumulada en el suelo y después despejan los cielos, las heladas pueden ser muy intensas en los días siguientes. Un suelo cubierto de nieve se enfría con más intensidad que sin ella".
Esto fue lo que ocurrió tras las nevadas de Filomena: una ola de frío larga e intensa afectó a buena parte del interior peninsular, con temperaturas históricas varias jornadas seguidas que acompañaron a la nieve acumulada en el suelo.