Con la llegada del frío a España se están produciendo heladas en muchas regiones. En el campo, esto genera preocupación por el daño que pueden sufrir los cultivos. Las plantas pierden calor rápidamente con la caída de las temperaturas por la noche y esto puede hacer que se cree la escarcha cuando hay humedad, pero cuando el suelo está seco pueden aparecer las temidas heladas negras. ¿Qué son y por qué son tan dañinas?
Con la caída de las temperaturas de madrugada se produce lo que se conoce como irradiación nocturna, que provoca la deposición directa del vapor de agua contenido en el aire sobre las plantas, formando la escarcha. Esto es lo que llamamos heladas blancas, las típicas del otoño y el invierno, que son normales por el intenso frío que nos acompaña estos meses.
En la otra cara de la moneda están las heladas negras, que pueden causar pérdidas millonarias en el campo.
La semana pasada, una masa de aire polar marítima trajo un descenso importante de los termómetros a España, y posteriormente llegó aire ártico, que potenció el frío y las nevadas. Esto ha hecho que las heladas, que fueron muy poco frecuentes durante las Navidades, se extiendan por prácticamente toda la Península, sobre todo en áreas de montaña.
Si bien estas heladas pueden ser beneficiosas para las plantas porque crean una película protectora sobre la vegetación, hay ocasiones en las que la ausencia de humedad causa “heladas negras”, que lejos de proteger la planta pueden arruinarlas por completo.
Durante las grandes olas de frío siberiano vividas en España, generalmente muy secas, se han producido históricamente episodios de heladas negras dramáticos, con pérdidas millonarias en el campo.
Con cielos despejados y vientos en calma, el enfriamiento nocturno es muy rápido y la pérdida de calor de las plantas también lo es. Al no haber humedad en el aire, no hay gotitas que puedan cristalizarse al contacto con las plantas y no se forma escarcha, por lo que se congelan directamente las hojas de las plantas, así como sus yemas y brotes, al enfriarse de forma súbita sus fluidos vitales (la savia).
A medida que se congelan las células de la planta y se secan sus membranas internas, esta adquiere un aspecto negro a medida que muere.
En primavera, cuando el campo ha florecido y el frío tardío puede congelar aparecer todavía si llegan masas de aire lo suficientemente frías, estas heladas negras han causado algunas pérdidas importantes en los últimos años.
En 2019, por ejemplo, la caída en picado del termómetro por una masa de aire polar que asoló la Península fue un duro mazazo para los árboles frutales de los campos de Murcia, de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón y parte de Andalucía.
En abril de 2021, gran parte del campo francés se congeló también por una masa de aire muy frío que envolvió el país, lo cual arruinó la cosecha especialmente en los campos vinícolas de Burdeos, Champaña o Borgoña.
Pero estas heladas negras también pueden afectar al campo en invierno, especialmente cuando hay sequía. Si no existe esa fina capa de hielo que protege la planta y que requiere de humedad, la planta queda desprotegida y es vulnerable a estas “quemaduras” que produce la congelación.