Su cerebro es más rápido, almacena más información y es capaz de relacionarla a gran velocidad , por eso la creatividad de quienes tienen altas capacidades es sobresaliente. Nos cuentan su experiencia Daniel, Pepe, Arón, Arela, Adriel y Begoña. Todos ellos tienen un cociente intelectual superior a 130, pero son mucho más que un número, y el único rasgo que comparten es su extraordinaria capacidad de emocionarse.
A veces es complicado gestionar esa explosión de sentimientos. Su cabeza es brillante, pero necesitan estar motivados para poder brillar y en España, según los últimos datos del Ministerio de Educación, sólo hay 40.916 niños diagnosticados. Se calcula que un 95% no está identificado y eso puede afectar a su rendimiento escolar. Por cada diez escolares con diagnóstico de altas capacidades sólo hay tres chicas. Ellas consiguen pasar desapercibidas y muchas veces se hacen invisibles para sentirse integradas entre sus compañeras de clase.
La formación del profesorado es una pieza clave para identificar a estos niños y así poner a su alcance las herramientas que necesitan para mostrar todo su potencial. Para identificarlos hay que observarlos en el aula, son niños con inquietudes, que necesitan respuestas y retos. “A veces pueden parecer distraídos pero cuando llega el examen se han enterado de la lección y de lo que ocurría tras la ventana”, asegura Alba de Mingo, presidenta de la Asociación EducaDe, que trabaja para dar visibilidad a las necesidades de estos niños y para que se hagan cribados de diagnóstico.
No todas las Comunidades Autónomas utilizan los mismos sistemas de detección, algunas lo miden según el CI, otras se basan en los percentiles pero la realidad es que faltan recursos para potenciar el talento. Para sus profesores puede ser un desafío pero, “ un niño con altas capacidades tiene unas posibilidades enormes de cambiar el mundo”, dice Rául Castillo, profesor de Primaria del Colegio Mirasur de Madrid.
El peligro es que en muchas ocasiones los niños no son detectados. Y se pierden en su propia inteligencia. La pregunta s cómo detectar la posibilidad de que estamos ante un superdotado. El primer dato del que nos damos cuenta es que cuestionan todo, incluso a ellos mismos, y la primera respuesta no es siempre la que les convence. Este tipo de personas suelen presentar una altísima curiosidad y capacidad de análisis, y eso también ante ellos mismos, en una lucha constante para estar conformes con los resultados. Estamos ante cerebros que buscan argumentos firmes, y que cuentan con una gran capacidad de razonamiento y asociación de ideas.
Hablamos de niños que se concentran muchísimo, pero solo cuando les interesa algo. Son rápidos aprendiendo, creativos con buena memoria. Pero existe también otro lado que en ocasiones les hace sufrir más. Son muy reflexivos con una gran capacidad para plantearse constantemente cuestiones filosóficas y existenciales, lo que les puede llevar a sufrir depresión y trastornos de ansiedad.
También les puede generar problemas su perfeccionismo, su sentido autocrítico, lo que puede ir aparejado, aunque suene a paradoja una baja autoestima y un gran miedo al fracaso. Cierto es también que las experiencias las perciben de forma más intensa que el resto. Igualmente son empáticos y poseen una gran capacidad para analizar su entorno y a las personas que se encuentran en él.