Aquellos niños que se levantaban a las ocho de la mañana en agosto, todavía legañosos, para ir a la academia a repasar las asignaturas suspendidas en junio para poder sacarlas en septiembre es ya una imagen del pasado. La razón es sencilla: suprimidos los exámenes de septiembre en secundaria, los alumnos pierden la motivación para hincar los codos en verano.
Desde hace años, la mayoría de comunidades han ido trasladando la convocatoria extraordinaria de septiembre a junio, aunque algunas, como Galicia, seguían manteniéndola en septiembre. Hasta este año, en el que la ley educativa Lomloe ha eliminado esta evaluación extraordinaria en la ESO. Solo se hace en Bachillerato y, además, en junio.
Este cambio se nota de manera evidente en las academias de verano. En el Centro de Estudios Montse Cao, en Fene (A Coruña), el número de alumnos matriculados en julio y agosto ha caído drásticamente. De 32 estudiantes de media han pasado a solo 12 en julio y 18 en agosto. “Nos hemos quedado prácticamente sin alumnos. De dos profesoras que éramos dando clases de 9 a 13.30 de la mañana, en julio solo he trabajado dos horas cada día en grupos de cuatro personas, en vez de ocho como antes. Y la otra empleada, solo ha podido trabajar tres días a la semana, dos horas”, asegura Montse Cao, directora y dueña de esta academia
El perfil del alumnado del centro ya no es el que era. Ahora asisten estudiantes de Bachillerato que quieren reforzar los contenidos para obtener una buena media que les permita acceder al grado que desean en la Universidad, además de niños de primaria para repasar conceptos aprendidos durante el curso. De la ESO ya no queda ninguno.
También Raquel, profesora particular de matemáticas en Catoira (Pontevedra), se ha quedado sin alumnos en verano. “El año pasado tuve siete, pero este no tengo ninguno”, reconoce. Tampoco en junio tuvo muchos, ya que ahora el curso termina prácticamente para los alumnos que aprueban todo en secundaria a finales de mayo y junio se queda para las recuperaciones.
Con la nueva ley, repetir o no curso ya no depende de las asignaturas que un alumno tenga suspendidas sino de lo que el equipo docente considere de forma conjunta, según la evolución de cada estudiante. La idea es que el centro proporcione refuerzos a los alumnos que vayan académicamente mal tan pronto como se detecten sus dificultades. Y en este nuevo contexto, poder recuperar las asignaturas en una convocatoria extraordinaria para poder pasar de curso pierde, según el ministerio, todo su sentido.
“Todos los años, los alumnos que venían a mi academia con cuatro o cinco asignaturas suspensas las recuperaban y pasaban de curso. El año pasado tuvimos a un chico con siete asignaturas suspensas de un colegio de la zona con mucho nivel que consiguió aprobar al final seis”, señala Cao. “Ahora se está quitando a los alumnos con tres suspensos la oportunidad de levantar el curso, mientras que otros, que yo creo que deberían de repetir, cuál es mi sorpresa, han aprobado, por lo que el curso que viene lo van a tener muy difícil”, asegura.
También Raquel opina que no es una buena medida que se hayan suprimido los exámenes de septiembre. “Dos meses es un tiempo suficiente para que un alumno pueda ponerse al día y recuperar las asignaturas que no ha aprobado durante el curso. Lo que no da tiempo es hacerlo en 15 días en junio”, reconoce.
España es uno de los países donde más se repite. El 8,7% de los estudiantes de primero a tercero de la ESO no pasa de curso frente al 1,9% de la media de la OCDE. Pero lo cierto es que el número de repetidores españoles no se corresponde con los resultados obtenido por los alumnos españoles en PISA, donde se sitúan en la media. Muchos expertos aseguran que repetir no acarrea resultados positivos.
Con todo, Cao defiende que con la nueva ley se ha bajado el nivel para no obligar a algunos alumnos a repetir, “lo que es tremendamente injusto con el resto de compañeros”. “Un estudiante de segundo de la ESO que no domina las matemáticas, el inglés o la lengua castellana no puede pasar a tercero sin que vaya a tener problemas. Porque cuanto más avancen, más dificultades van a tener”, apunta.
Piensa lo mismo Raquel. “Desde la pandemia, el nivel no ha hecho más que bajar. Se puede ver perfectamente en la Selectividad, donde aprueba prácticamente todo el mundo”, reconoce.
Hoy por hoy el Gobierno de Pedro Sánchez prefiere mantener la repetición como una medida excepcional. La previsión es que los fondos que no se destinen a hacer repetir a los alumnos vayan a programas de refuerzo, que, según la mayor parte de los expertos, resulta, por lo menos sobre el papel, más eficaz para el éxito escolar del alumnado.