Para combatir la inflación y la carestía de la vida, son muchos los españoles que han decidido modificar sus hábitos y sustituir las comidas fuera de casa por cocinar. No obstante, en muchas ocasiones, encender el fuego y poner la sartén puede salir hasta más caro que bajar al bar y te explicamos por qué.
Algo tan característico y consumido en España, como es la tortilla de patatas, ya supone un coste más elevado: elaborarla hoy es un 40% más cara. El clásico de la dieta mediterránea sube en costes debido a la subida de sus ingredientes, por lo que dependiendo de dónde compremos los productos, hacer una tortilla de patatas casera podría llegar a suponer un desembolso de casi 30 euros (si compramos en cantidad, por kilo).
Sin duda, la subida disparada del precio del aceite de oliva, ingrediente básico, se ha disparado durante los últimos meses. Desde marzo acumula subidas de un 75% y, en el último mes, del 10%. Se estima que en las próximas semanas se podría llegar a pagar hasta 10 euros por un litro de aceite. Y no todas las familias se lo pueden permitir.
España ha sufrido, directamente en la mesa, los efectos de la inflación derivada de la Guerra de Ucrania. Un análisis elaborado por Efeagro concluye precisamente que el conflicto ha hecho mella en los componentes de este plato, subiendo el precio de su elaboración en dos años en un 62,9%.
Aunque los precios de la compra logran moderarse durante el último año, siguen sin contenerse ni volver a los valores previos del conflicto, generando como resultado que hacer una tortilla de patatas para cuatro personas valga ahora unos 2,90 euros de media, unos 1,095 euros más que hace dos años.
Sin ir más lejos, elaborarla en febrero de 2022 costaba 1,93 euros y hacerla en febrero de 2024 suponía 3,26 euros, es decir, un 68,91% más. Todos los ingredientes han ido creciendo: la patata de 0,69 a 1,09 euros (variando la cantidad, unos 600 gramos salen por 1,41 euros); usar cinco huevos pasa de 0,72 euros a 1,02 euros; la cebolla sube de 0,22 a 0,35 euros y el aceite de oliva usado de 0,30 a 0,80 euros.
El gusto que supone utilizar materias primas de primer nivel y aceite de oliva virgen extra (AOVE) hay que pagarlo. La hortaliza está un 70,17% más cara que hace dos años, subiendo de 1,71 euros a 2,91 euros. Esta opción encarece un 66,33% el plato respecto al coste de hace dos años. Los que prefieren descartar el AOVE podrán recurrir a calentar las patatas en rodajas en el microondas o en la freidora de aire.
De ahí que muchos prefieran preparar la receta tradicional sin aceite y sin cebolla, ahorrándose la subida del 50% que representan ambas materias primas. No obstante, los expertos recomiendan la utilización del aceite de oliva hasta tres veces para freír.
Como curiosidad, la diferencia entre la tortilla más barata y la más cara, de las variables analizadas, es de dos euros. La más barata es la elaborada en febrero de 2022 sin aceite ni cebolla (1,41 euros) y la más cara es la preparada a día de hoy, con AOVE y cebolla (3,31 euros).
Representan el ADN de la tortilla de patatas. El consumo de patatas en España se ha reducido considerablemente, según la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ). En la web del Ministerio de Agricultura, aparece que las patatas comercializadas en España proceden de unas 150 variedades distintas.
Según datos recientes del INE, el precio de la cesta de la compra se ha encarecido un 30% en septiembre de 2024 en comparación con septiembre de 2021. El kilo de patatas de origen cuesta más de un 40% de su precio habitual.
Anteriormente, el kilo de patatas en origen se sitúa en los 30-35 céntimos y ahora se está vendiendo en torno a los 45-50 céntimos para variedades de lavado. Esos 15 céntimos de más que ahora pagan los consumidores españoles varían, pues se han llegado a vender los kilos de patatas, que en su mayoría proceden de Murcia y Andalucía, a 70 céntimos.
La campaña se ha encarecido porque ha sido muy corta debido a la sequía, el calor y la mala calidad de las semillas, reduciéndose la producción un 25-30% con respecto a otros años.
Hay escasez de producción, aunque que el precio de la patata esté a 50 céntimos no beneficia ni al productor ni al consumidor, ya que en muchos sitios después llegan a multiplicarlo por cuatro y se pasa a vender por dos euros. De no controlarse la inflación, la tortilla de patatas correrá el riesgo de desaparecer de la rutina habitual de la dieta mediterránea y a convertirse en un exclusivo producto gourmet.
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