La cuestión de cómo se hace el reparto de una herencia genera muchas dudas entre los españoles. Se trata de un área legal poco conocida, en parte porque es muy habitual que huyamos de la idea de una sucesión por lo dolorosos que resultan estos procesos.
Sin embargo, repartir una herencia no es tan complicado como parece: existen reglas de reparto entre herederos para el caso de herencias sin testamento y, en el caso de herencias con testamento, se puede llevar a cabo una división distinta, siempre dentro de los límites que marca la ley. ¿Cómo se hace el reparto de una herencia?
Es perfectamente posible repartir una herencia aunque no exista testamento: muchas personas eligen no hacerlo, o simplemente no prevén esta situación antes de su fallecimiento. En estos casos, el Código Civil es la norma que, en España, explica cómo repartir la herencia, aunque hay que tener en cuenta que existen determinadas zonas con sus propias reglas, como es el caso de Cataluña, que tiene su propio Código Civil.
El Código Civil establece el siguiente orden de reparto:
Cuando hacemos testamento, las herencias se dividen en tres partes o tercios: el tercio de la legítima, el tercio de mejora y el tercio de libre disposición.
Es importante que, en caso de no existir testamento y existir hijos, aunque la herencia pasa en principio directamente a los hijos, el cónyuge conservará el derecho de usufructo de parte de la herencia mientras viva, aunque la propiedad pase a sus hijos. Por ejemplo, el uso de la vivienda familiar.
En cuanto a los motivos para hacer testamento, es algo que nos solemos plantear cuando nos hacemos mayores, cuando formamos una familia y queremos dejar las cosas bien atadas en lo económico y patrimonial de cara al momento en que ya no estemos... En general, cuanto más sencillo sea el reparto de bienes, más facilitaremos el momento de la sucesión a nuestros familiares, evitando además posibles rencillas y problemas.
Hacer testamento es, además, un trámite muy barato que suele realizarse ante notario, y podremos modificarlo tantas veces como queramos, primando el contenido del último de ellos.