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La soledad de los mayores es un problema en aumento en un país con una población muy envejecida. Desde la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (ACUMAFU), en Madrid, han puesto en marcha recogida de firmas para evitar que los hijos que se desentienden de sus padres puedan heredar la legítima, esa parte del patrimonio que les pertenece por ley. “Llevar un apellido no te da derecho a un patrimonio que no te mereces”, afirma tajante Marcelo Cornellá, presidente de la asociación.
En tres días en Change.org la iniciativa ha recogido 1.500 firmas. Marcelo Cornellá, señala: “Si estás en contra y no firmas es porque tienes las de perder. Si quieres heredar basta con mantener una relación normal con tus padres”.
Es España, el Código Civil establece que los hijos deben heredar, mínimo, un tercio del patrimonio de los padres, es lo que se conoce como ‘la legítima’. Si la persona no ha tenido hijos, ese tercio de la herencia pasa a los padres y ascendientes. Si tiene varios hijos, la legítima puede ir solo a uno de ellos si así lo establece el difunto.
Otro tercio de la herencia es el de mejora, que corresponde a alguno de los herederos forzosos, entre los que vuelven a estar los hijos, y los nietos y bisnietos. Y el último de los tercios es el de libre disposición con el que el fallecido puede hacer lo que quiera.
La ley permite que los padres deshereden a los hijos pero “solo por condena penal del hijo respecto al padre. No obstante, cada vez más tribunales civiles están dictando sentencian en asuntos de herencia”, explica Carlos Serrano, abogado, que puntualiza que “en Cataluña si existe recogido en su Código Civil la posibilidad de desheredación”.
Desde ACUMAFU quieren ir más allá. No quieren que los hijos que no se preocupan ni ciudad de sus padres se queden con su dinero por eso trabajan para que desaparezca la legítima. “Llevar un apellido no te da derecho a un patrimonio que no te mereces”, afirma Marcelo Cornellá, presidente de la Asociación.
Desde la Asociación de Mayores de Fuenlabrada ayudan a las personas que lo requieren a desheredar a esos hijos que no han tenido relación con sus padres porque no han querido. Les asesoran, preparan documentación y pruebas y un vídeo en el que la persona explica porque deshereda a su hijo o hijos.
Cuando fallece la persona, el hijo desheredado puede impugnar antela justicia el testamento del que ha quedado excluido. Es el juez quien decide llegados a este punto en base a una serie de pruebas como fotografías, registros telefónicos...
Marcelo Cornellá recuerda un caso reciente de un abuelo en Burgos. El hombre murió hace dos años y medio a consecuencia de un cáncer. Cuando supo de su enfermedad preparó toda la documentación y pruebas para que ninguno de sus 8 hijos, a los que llevaba sin ver 15 años, pudieran quedarse su patrimonio.
Ahora un juez no ha admitido la impugnación de uno de los hijos, y por tanto, ninguno puede heredar. El hombre ni siquiera conocía a sus nietos.