Los peligros ocultos de las cajas de autopago de los supermercados
Según estudios, 8 de cada 10 españoles prefieren las cajas autopago a las tradicionales
Sus peligros ocultos van desde riesgos legales, hasta problemas de accesibilidad y experiencias de cliente menos satisfactorias
Una herramienta básica en el confinamiento: los supermercados donde puedes realizar la compra a domicilio
Las cajas de autopago que se encuentran ya a la salida de muchos de los supermercados de nuestra geografía pueden parecer un atajo para saltarse las largas colas que a veces presiden las cajas ‘normales’. Sin embargo, usarlas también puede suponer exponerte a una serie de peligros ocultos que, como consumidores, debemos tener en cuenta.
Aunque estas máquinas son cada vez más comunes, con alrededor de 8 de cada 10 españoles prefiriendo esta forma de pago con una serie de ventajas claras, pero que siguen trayendo consigo una serie de riesgos que van más allá de su comodidad aparente.
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¿Qúe peligros ocultan las cajas autopago de los supermercados?
Uno de los peligros más serios es el riesgo de ser acusado de robo o hurto involuntario. Según un abogado, un error en el proceso de autopago, como olvidar escanear un artículo, puede llevar a cargos de robo. A diferencia de una caja tradicional, donde la responsabilidad recae en el cajero si hay un error, en el autopago, cualquier omisión puede ser interpretada como un intento de robo, lo que puede acabar teniendo consecuencias legales importantes. Hay casos documentados en los que ciertos clientes han sido procesadas por errores menores, como no escanear un artículo de bajo valor.
El autopago también facilita el robo intencionado. Según un estudio, alrededor del 15% de los compradores admitieron haber robado en las cajas de autopago, ya sea intencionadamente o por accidente. La falta de supervisión directa y la posibilidad de ingresar códigos incorrectos para artículos o simplemente no contabilizar algunos productos facilitan el robo. Además, la tecnología utilizada para monitorizar la totalidad del proceso no siempre es efectiva para prevenir estos incidentes.
Otro aspecto a tener en cuenta es que el uso de las cajas de autopago reduce la interacción entre los clientes y el personal de la tienda. Esta falta de interacción puede afectar negativamente a la experiencia del cliente, ya que las interacciones personales contribuyen a crear una conexión con la tienda y a mejorar la percepción del servicio. Además, las cajas tradicionales ofrecen oportunidades para ventas adicionales, algo que se pierde con las cajas de autopago.
Las cajas de autopago también pueden fallar, lo que puede ralentizar el proceso de compra y causar frustración en los clientes. Los errores en el sistema, como pueden ser los problemas con el escáner o la balanza, a menudo necesitan de la intervención de un empleado por poder continuar con su funcionamiento, lo que curiosamente contradice su propósito de agilizar el proceso de compra. Además, estas máquinas pueden no ser accesibles para todos los usuarios, como personas con discapacidades visuales o en silla de ruedas, lo que limita su capacidad para atender a un público diverso.
En resumen, aunque las cajas de autopago ofrecen comodidad y pueden acelerar el proceso de compra, a la vez también presentan una serie de peligros ocultos, que van desde riesgos legales, hasta problemas de accesibilidad y experiencias de cliente menos satisfactorias. Estos factores deben ser tenidos en cuenta tanto por los consumidores como por los minoristas a la hora de decidir sobre su uso e implementación en los comercios.