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Las protestas de los agricultores se extienden por todos los países comunitarios. Aunque parezca que en cada país las reivindicaciones son diferentes, lo cierto es que hay una causa común que los ha llevado a esta coincidencia en el tiempo, pero cuáles son las principales demandas.
Los agricultores tienen una larga lista de reivindicaciones ante las autoridades comunitarias. Están convencidos que, en este año de elecciones europeas, los políticos serán más sensibles ante sus quejas.
En primer lugar, están en contra del acuerdo con el bloque sudamericano del Mercosur que lleva negociándose durante 20 años con la Unión Europea. Los agricultores europeos consideran que podrían perder competitividad ante estos mercados sumamente competitivos.
La segunda de sus quejas tiene que ver con los ingresos que están recibiendo. Piden a las instituciones europeas que intervengan, que pacten unos precios mínimos por encima de los costes de producción. Ahora mismo dicen que no les salen las cuentas.
En tercer lugar, hablan de las subvenciones, esas ayudas que reciben de Europa, y que, aseguran, señalan que no se están repartiendo de manera equitativa entre todos los países de la Unión.
También han puesto en la diana de sus críticas a la burocracia comunitaria. Dicen que, si ya es complicado pedir subvenciones, el papeleo y la lentitud para cobrarlas hace que se ponga en riesgo la supervivencia de muchas empresas del sector.
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