En esta planta de la Asociación Española de Recuperadores de la Economía Social (AERES) empieza un proceso circular que pasa por un primer triaje para eliminar todo lo que no es textil y una segunda clasificación más específica.
El círculo de aprovechamiento sigue en las tiendas donde las prendas tienen una segunda vida.
Un ejemplo de gestión de residuos que la legislación europea va a obligar a hacer a gran escala. Las grandes empresas españolas se están preparando para gestionar los suyos a través de un sistema conocido como SCRAP, el tercero en Europa, que incluye la Responsabilidad Ampliada del Productor: pagar una tasa por cada prenda que ponga en el mercado.
¿Qué más tendrán que incorporar? Ecodiseño: prendas más duraderas, reciclables y reutilizables y un pasaporte digital. "Que tendrán información acerca de dónde se han producido, de qué material, su impacto ambiental", explica Enric Carrera, vocal de la Asociación de Moda Sostenible de Barcelona y profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Si cumplir la normativa sube los costes, "las empresas, las nuestras son mayoritariamente exportadoras, pueden ser menos competitivas", apunta David Allo, responsable de sostenibilidad de la Confederación de la Industria Textil.
Desde el sector también piden un esfuerzo en las aduanas "para garantizar que lo que entra en Europa cumple los mismos requisitos que lo que se exige a las empresas europeas", señala Enric Carrera.
Empresarios de moda sostenible han puesto en marcha una campaña para reclamar una fiscalidad más ventajosa que compense los costes más elevados de las prácticas respetuosas con el medioambiente.
Consideran además que este tipo de políticas puede llevar a más compañías a la sostenibilidad.
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