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“Atención, tenemos que contaros una cosa que nos ha pasado”. Así comienza la viñeta de El Jueves, en la que informa a sus miles de lectores de la decisión de dejar de editar cada semana un número en papel, como venía haciendo desde 1977 para convertirse en una revista mensual. Lo que no cambiará será su mordacidad para fustigar a políticos y personajes públicos, algo que ha llevado a la publicación a la censura y las demandas judiciales.
El Jueves, editado en Barcelona, ha sido protagonista de la falta de humor de algunos de los aludidos. Nadie dice que desde el 8 de febrero cuando la revista llegue a los quioscos una vez al mes las cosas vayan a cambiar. Ellos prometen mantener ese espíritu y allá los ofendiditos.
Uno de los procesos judiciales más graves ocurrió en 2007, cuando la portada del semanario los llevó al banquillo. Una caricatura de Felipe de Borbón, quien era entonces príncipe de Asturias, aparecía en plena faena amorosa con su esposa Letizia Ortiz.
La caricatura aludía al cheque bebé aprobado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y mostraba cómo los príncipes se 'esforzaban' para obtener la ayuda estatal.
El juez Del Olmo ordenó el secuestro de la portada, era la tercera vez que le ocurría; sus dos caricaturistas Manel Fontdevila y Guillermo Torres, fueron condenados a pagar una multa de 3.000 euros por dibujar la portada, considerada un delito de injurias al príncipe heredero .
En junio de 2014 hubo otra polémica con la Monarquía, después de que publicara una portada con una caricatura del rey Juan Carlos imponiendo una corona apestosa a su hijo Felipe que aparecía arrodillado y asustado. Esa caricatura, sin embargo, no llegó a los quioscos esa semana y cuando comenzó un día después en los quioscos, mostraba una caricatura de Pablo Iglesias.
En 2002 la revista El Jueves fue noticia internacional después de publicar una portada en la que aparecía el político israelí Ariel Sharon con rasgos de cerdo y una esvástica.
En 2021, otro de los ofendidos por El Jueves fue Vox que publicó una serie de viñetas críticas contra varios de sus máximos dirigentes. El partido de ultraderecha acusó al editor y a la revista de propagar “odio contra millones de españoles” e incitó a esos ciudadanos a exigir “responsabilidades” al editor, del que dio datos, cuando le vean salir de su despacho en Barcelona.