La inflación que están viviendo las familias españolas en los últimos meses con los precios de los alimentos disparados está ahogando la economía de los hogares.
Las ONG de alimentos han visto incrementados un 30% las personas que acuden a las llamadas ‘colas del hambre’ y es que para muchos está siendo imposible llegar a final de mes, aunque tengan trabajo.
Algunos sectores piden la intervención del Gobierno, quien por su parte ha anunciado que prepara un plan para frenar los precios de los alimentos, pero qué tipo de medidas serían las más eficaces.
Desde Informativos Telecinco hemos hablado con Yolanda Fernández Jurado, profesora de Economía de Comillas ICADE y afirma que el propio consumidor debe ser consciente de que sus hábitos pueden influir más de lo que se cree en los precios.
Cuando se ponen tope de precios hay que tener cuidado, pueden hacer desde crear una cesta de productos y que algunos que sean fundamentales, no superen determinada cuantía, eso sería cómodo, pero hay que evitar a toda costa que eso repercuta en los productores.
Puede disminuir la oferta, con lo cual la medida tampoco soluciona mucho. También podrían dar una especie de ayuda para comprar alimentos básicos a aquellos que realmente lo necesiten, porque si limitas los precios de los alimentos, eso nos afecta a todos, a los que tienen y a los que no tienen. Cada vez hay más familias que no llegan a final de mes y lo fundamental sería que si se ponen estos límites, las repercusiones que pueden tener vaya esencialmente a las familias que realmente lo necesiten. Hay mucha clase "media" que también tienen ese problema. Con las medidas hay que ver si quieren una cosa rápida o se está meditando en condiciones.
Primero habría que ver qué lista de productos fundamentales vamos a escoger para rebajar ese IVA. Si se decide en la leche, qué pasa con aquellos con los que tienen intolerancia y por motivos de salud no pueden tomar leche. Hay cada vez más gente que no puede comer con gluten, hay que ver cómo se escoge la cesta de productos para bajarles el IVA.
Si se baja el IVA, pero sigue subiendo el precio antes del IVA, no soluciona nada, además que una bajada del IVA no tiene en cuenta las verdaderas necesidades que tiene cada familia. Esto sería una medida a corto a plazo y habría que medir muy bien qué productos escoger. Hay que influir en bajar los precios, pero también habría que buscar las causas de esa subida tan fuerte de precios. Los productores, muchos no están cobrando demasiado.
Se habla del coste del transporte, subida de costes de producción en la industria alimentaria. También hay que ver si los márgenes que se están teniendo en distribución de alimentos es alta. Hay que plantearse qué problemas estructurales hay detrás de esta subida de precios. Efectivamente con el tema de la guerra, algunas materias primas han subido, eso no se puede negar.
Cuando hablo de que hay que buscar la causa es porque se está pensando que los márgenes de determinadas distribuidoras no los quieren bajar, pero eso hay que verlo. Si se les pone un impuesto y lo que van a hacer es trasladarlo al precio de venta, no solucionamos nada. Pasa como ha pasado con entidades financieras o como pasa con las energéticas, si se traslada al consumidor, no nos vale de nada.
Ahí tenemos a grandes distribuidoras, algunas de ellas que no son ni españolas, que se lo pueden pensar dos veces. Quizás no haya que hacer sólo una medida, sino varias. Temporalmente se puede hablar con las grandes distribuidoras, que suelen ser las que más margen de beneficio tengan, para que por lo menos se dignen en bajar el beneficio y facilitar que los consumidores accedan.
Bajar el IVA en algunos productos muy esenciales o directamente, si llegaran rápido, dar ayudas que permitan que se abarate el coste de esos alimentos. El mercado ahora mismo no está funcionando bien, lo que está claro es que esto se debe hacer siempre con acuerdo, siempre. Todas las partes tienen que poner de su lado, tienen que estar representadas todas las partes del sector alimenticio.
Lo que hay que hacer es cambiar hábitos de consumo, los consumidores tienen que estar. La inflación es un reflejo de desequilibrios en el mercado, ha habido menos oferta, la demanda no ha cambiado y al final te gastas más o menos tu renta en vivienda, transporte y alimentos, y hay gente que no llega.
La llegada de cereales ha sido más escasa, pero la demanda ha sido la misma, la gente ha pagado por esos productos precios elevadísimos en vez de cambiar de producto. Si me están poniendo una barra demasiado cara, compro otra cosa. A veces el consumidor tiene un comportamiento irracional del cual el mercado se aprovecha. Un ejemplo son las comidas de Navidad, si el consumidor va a comprar un día o dos antes el cordero o el marisco, el precio se dispara.
Es fundamental que los consumidores tengamos un consumo más responsable y seamos conscientes. Si te vas a hipotecar tres meses para comprar un cordero, pues un redondo o algo alternativo es lo mejor. Hay que ser racional.
Para subir los precios hay margen, sobre todo cuando tienes una demanda enfrente que a toda costa quiere pan blanco, pero no hay trigo y la demanda no baja, te permites el lujo de subirlo porque mientras tú me lo compres, yo lo vendo.
Las subidas son una cosa que se suelen dar con cierta facilidad dependiendo de la demanda que te lo compre o no, pero la bajada ya es otra cosa. Aunque te llegue el cereal más barato, si has acostumbrado a un cliente a pagar más de un euro por una barra de pan, si te baja el coste y le sigues cobrando a un euro, el beneficio aumenta.
La bajada es mucho más resistente. Si tienes a gente dispuesta a pagar lo que pagaba por comprar tu producto, como empresario eres más reticente a bajarlo. El empresario va a bajar cuando vea que no vende el producto si le ha bajado el coste.
Hay mucho intermediario en el sector de alimentación y a veces quitar intermediarios es bueno, qué margen se está llevando cada uno de los intermediarios.
Para que realmente bajen los precios de los alimentos, todos tienen que ceder. Un consumidor tiene que ajustar los hábitos de consumo y por otro lado hay que analizar qué está pasando con los márgenes de beneficios, quién se los está llevando para evitar que los productores pierdan más.
La bajada de precios es compromiso por todas las partes.
Ahora mismo se están dando una serie de factores que están afectando muchísimo a todo lo relacionado con la alimentación. Desde que nos encontramos con problemas de abastecimiento, no solo en España, muchas de las materias primas utilizadas no están llegando. Las producciones están muy condicionadas por la climatología, el cambio climático afecta económicamente.
No podemos decir exactamente cuánto va a durar, hay que pensar en poner todos de su parte, aunque es difícil. Si llega sólo el estado o una comunidad estableciendo bajadas en el IVA, no sirve de nada porque el problema es muy genérico. Pero también debemos tener cuidado con la distribución de renta.