En un mundo ideal, todos tendríamos nuestra cuenta corriente saneada, así como una cuenta de ahorro pensada para hacer crecer nuestro dinero poco a poco, pero la realidad es que en muchas ocasiones (como ocurre en el escenario de inflación actual) no es fácil que esto suceda. Aun así, fijarse un objetivo de ahorro es básico para mantener unas finanzas ordenadas y poder hacer frente a cualquier imprevisto con relativa tranquilidad. Ello pasa por tener claro cuánto debemos ahorrar mes a mes, cómo debemos gastar para no tirar el dinero y dónde almacenar nuestros euros para que no pierdan valor con el paso del tiempo. ¿Cuánto dinero deberías tener en la cuenta corriente? ¿Cómo diseñar tu plan de ahorro de forma realista?
El necesario paso previo antes de plantearnos cuánto dinero debemos tener en nuestra cuenta corriente es de qué forma diseñar un plan de ahorro a medida, y la respuesta no es única ni universal: dependerá de factores como nuestro nivel de gastos y obligaciones y, lógicamente, de nuestro salario y otras entradas de dinero. Lo que sí está claro, y en ello coinciden los expertos, es que lo mejor es comenzar a ahorrar cuanto antes (aunque se trate de aportaciones pequeñas) y hacerlo de forma constante, adaptando nuestros gastos a la realidad de cada momento.
Por eso en un momento como el actual cobra más sentido que nunca revisar con lupa nuestros gastos habituales y comenzar a eliminar todo lo superfluo: desde la cesta de la compra (que será más económica si evitamos caprichos o productos procesados) hasta nuestra forma de transporte, pasando por los planes de ocio o la compra de ropa y demás bienes que muchas veces resultan prescindibles. Para ello, puedes crear distintos grupos de gasto y analizar qué porcentaje destinas a cada uno de ellos para detectar así cualquier desproporción o fuente de salida masiva de dinero. Acota, recorta e introduce en este análisis cuánto ahorro eres capaz de generar cada mes, convirtiendo esta aportación en regla. De esta forma te obligarás a adaptarte a tu dinero disponible en cada momento.
Como guía para decidir cuánto ahorrar y planificar tus finanzas, puedes tomar como referencia la regla del 50/30/20. Esta fórmula nos dice que deberíamos destinar el 50 por ciento de nuestros ingresos mensuales a los gastos esenciales (vivienda, suministros...), el 30 por ciento al ocio y elementos no esenciales (restaurantes, ropa, cine...), y el 20 por ciento restante al ahorro.
En cuanto a la suma de dinero que debes mantener en tu cuenta de ahorro, tal y como recuerda OCU, no deberías acumular en ella más de tres meses de salario, ya que este tipo de cuenta bancaria no está diseñada para ahorrar, sino para hacer frente a tus gastos cotidianos. En general, la cuenta corriente no ofrece intereses o beneficios de ningún tipo, algo que sí se aplica a las cuentas de ahorro. La finalidad de la cuenta corriente no es otra que recibir tu salario y otros ingresos, y hacer frente con ella a tus recibos domiciliados, compras diarias, etc. Así, lo mejor es que retires de esta cuenta tu ahorro mensual y que lo ingreses en tu cuenta de ahorro, donde este dinero podrá crecer poco a poco o, al menos, mantener su valor.
En cualquier caso, debes atender a las condiciones de cada producto específico: algunos bancos cobran más comisiones que otros por diferentes conceptos, y por eso conviene analizar qué tipo de operaciones realizas y en qué entidad pueden salirte gratis o costarte menos dinero. Ten cuidado también con las comisiones por descubierto, con las tarjetas de crédito... leyendo la letra pequeña de cada contrato para usar estos productos con cabeza y sin perder dinero en el proceso.
Además, OCU recuerda que no debes tener en el mismo banco más de 100.000 euros y que, si quieres sacar más partido a tus ahorros, existen diferentes opciones que puedes valorar. Por ejemplo, para los ahorros a corto plazo (se trata del dinero del que puedas prescindir por un periodo de 12 meses), una opción es invertir en un depósito a un plazo de un año. Eso sí, ten en cuenta que algunos depósitos no permiten la cancelación anticipada, o solo a costa de perder toda la rentabilidad acumulada.
En cuanto a los ahorros a largo plazo (es decir, todo ese dinero que no tienes previsto gastar en los próximos 5 años o, si fuera posible, en los próximos 10 años), puedes obtener una rentabilidad mayor recurriendo a otro tipo de productos de inversión, controlando siempre el nivel de riesgo que estás dispuesto a asumir y sabiendo que los mercados suelen experimentar vaivenes. Eso sí, en todo caso, si tus ahorros superan los 100.000 euros en cuentas y depósitos, procura repartirlos entre varias entidades, ya que el Fondo de Garantía de Depósitos solo cubre hasta 100.000 euros por titular en caso de que el banco quiebre.