Los españoles nos ajustamos el cinturón pensando no solo en el momento actual, sino en el escenario incierto que nos depara el otoño. Pero las etapas de crisis también sirven para ajustar pautas de consumo, eliminar lo superfluo y, por qué no, comenzar a alimentarnos mejor.
Si quieres ahorrar en la cesta de la compra y mejorar tus hábitos de consumo, toma nota de estos consejos.
Trucos para ahorrar en la cesta de la compra
Estas son algunas pautas para gastar menos en el supermercado y, de paso, mejorar tu alimentación:
Revisa tus hábitos de compra. Es posible que lo hayas pensado muchas veces y que la falta de tiempo o de planificación te hayan impedido modificar la forma en que eliges productos y, por ende, tu manera de alimentarte. Por eso, ahora que la necesidad nos lleva a contener el gasto, puede ser un buen momento para analizar con todo lujo de detalle cuánto gastas en cada tipo de producto, relacionando esta información con su valor nutricional o con la necesidad real de adquirirlo. Si algo es caro, poco saludable y accesorio, sácalo de tu lista sin piedad. El objetivo es comprar productos baratos, nutritivos, sanos y necesarios para tu bienestar.
Cocina más. Es cierto que cocinar requiere tiempo, pero cuando el dinero escasea, es el elemento clave con el que podemos jugar para ahorrar en la cesta de la compra. Además, piensa que el tiempo que pases entre fogones te ayudará a controlar lo que comes y a cuidarte más. Dedicar tiempo al autocuidado es algo contagioso y es posible que aproveches la racha para ponerte en forma o para modificar tus rutinas y el tiempo que le dedicas a actividades que no te aportan demasiado.
Elige productos frescos. Al hilo de lo anterior, comprar productos frescos es casi siempre más barato (y mucho más saludable) que comprar productos procesados. Un truco para encontrarlos más baratos es acudir al supermercado a última hora de la tarde o localizar ofertas de productos que deban consumirse en un breve plazo de tiempo. Frutas, verduras, legumbres, carne, pescado... son más que suficientes para una dieta sana.
No prescindas de lo básico. Puede que determinados productos resulten más caros (por ejemplo, la carne o el pescado), pero, si resultan necesarios en tu dieta, no debes prescindir de ellos. Tal vez sea el momento de recortar en lujos, pero no en nutrición. Tampoco es recomendable comprar productos de mala calidad solo para ahorrar unos pocos euros: quítaselos a cualquier otra partida presupuestaria, pero no a tu alimentación.
Compra poco a poco. Si puedes permitírtelo, es mejor comprar poco a poco que acumular grandes cantidades de comida en la nevera que luego se echarán a perder. Por ejemplo, puedes planificar menús semanales que cumplan con todos los requisitos de una dieta equilibrada y preparar de una vez todo aquello que pueda conservarse. También puedes reservar un hueco a frutas y verduras que compres a lo largo de la semana para que no se estropeen.
Analiza los precios y elige los puntos más baratos. Lo ideal es buscar un equilibrio entre los lugares más baratos y la protección a los comercios de toda la vida. Simplemente, intenta que no te tomen el pelo y evita los precios excesivos, pero, si puedes permitírtelo, 'reparte' tus compras de forma equitativa, aunque suponga gastar un poco más.
Planifica tu compra. No se trata solo de planificar tus menús, sino también tu propia cesta de la compra y las cantidades necesarias de cada producto. De esta forma podrás ir a tiro hecho cuando llegues al supermercado y comprar únicamente aquello que necesitas: ni más ni menos. Improvisar y comprar con hambre son dos grandes enemigos del ahorro cuando visitamos un establecimiento de alimentación.
Llevar bolsas desde casa. Puede que solo ahorres unos céntimos, pero tu bolsillo (y el medioambiente) te lo agradecerán.
A granel o al peso, mucho mejor. Si tienes clara la cantidad de producto que necesitas, es mejor ceñirte a ello y decidir por ti mismo cuánto quieres comprar. Además, evitarás la generación de residuos si no eliges las clásicas bandejas de supermercado. También podrás elegir tú mismo qué piezas quieres y evitar las sorpresas desagradables que a veces nos encontramos al abrir un envase estratégicamente preparado para ocultar defectos o el mal estado del alimento.
Cuidado con las 'ofertas gancho'. Puede que resulte atractivo un 3x2 en algún producto o cualquier otro tipo de oferta, pero plántate si realmente lo necesitas (y si realmente la oferta es tal). Muchos productos terminan en la basura por culpa de estas prácticas que favorecen un consumo excesivo.