La preparación nutricional de los atletas olímpicos en las 24 horas previas a un partido es crucial para asegurar un rendimiento óptimo durante la competición. Según José Francisco Tornero-Aguilera, profesor e investigador en el área del Deporte en la Universidad Europea, "existen directrices específicas que deben seguirse para maximizar las reservas de energía y mantener la salud física de los jugadores".
Una de las principales recomendaciones es la ingesta adecuada de carbohidratos para maximizar las reservas de glucógeno muscular, que es la principal fuente de energía durante el ejercicio de alta intensidad.
Tornero-Aguilera señala que "se recomienda que los jugadores consuman entre 6-8 gramos de carbohidratos por kilogramo de peso corporal el día antes del partido". Estos carbohidratos "deben provenir preferentemente de fuentes como pasta, arroz, patatas y pan integral, que ayudan a mantener niveles estables de glucosa en sangre y a optimizar las reservas de glucógeno".
Las proteínas también juegan un papel vital en la dieta de los jugadores en las 24 horas previas al partido. Tornero-Aguilera recomienda "una ingesta moderada de proteínas para apoyar la reparación y recuperación muscular", sugiriendo fuentes de proteínas como pollo, pescado, tofu y legumbres.
Además, es aconsejable evitar alimentos altos en grasa y fibra, ya que pueden causar malestar gastrointestinal y ralentizar la digestión.
También es fundamental mantener una adecuada hidratación. "Beber agua regularmente a lo largo del día y consumir bebidas con electrolitos es crucial para reponer los minerales perdidos a través del sudor", añade Tornero-Aguilera. La deshidratación puede afectar negativamente el rendimiento físico y cognitivo de los jugadores, por lo que es esencial evitarla.
Tornero-Aguilera subraya la importancia de "evitar el consumo de alcohol y cafeína en exceso para prevenir la deshidratación y asegurar un sueño reparador".
También es crucial que los jugadores no prueben comidas nuevas ni consuman alimentos muy especiados para minimizar el riesgo de malestar estomacal durante el partido. "La dieta debe ser individualizada, ya que las demandas nutricionales pueden variar según la posición del jugador y sus necesidades específicas", explica Tornero-Aguilera.
Por ejemplo, un centrocampista podría necesitar una mayor ingesta de carbohidratos debido a su alta carga de trabajo físico en comparación con un portero. "Cada jugador trabaje con un nutricionista deportivo para desarrollar un plan nutricional que se adapte a sus requerimientos individuales y optimice su rendimiento en el campo", concluye.
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