Tras la polémica del beso a Jenni Hermoso durante la entrega de medallas en el Mundial de fútbol femenino y sus criticados gestos en el palco, Luis Rubiales, que hasta cinco veces consecutivas dijo que no dimitiría del cargo como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), se refugia en su Motril (Granada) natal, pero no se ha dejado ver por las calles de momento.
Se preveía que hoy acudiese al Estadio Municipal Escribano Castilla a partir de las 20:30 a jugar un partido de fútbol organizado por el C. F. Motril, según confirmó en la Asamblea General Extraordinaria celebrada el viernes, donde comunicó su decisión de no dimitir, a pesar de la oleada de críticas recibidas.
Sin embargo, este sábado el Ayuntamiento de Motril (Granada) ha decidido suspender el partido "ante la posibilidad de que se produzcan actos que puedan suponer un posible delito de alteración del orden público y dentro de las competencias municipales".
Así, el Ayuntamiento ha señalado en un comunicado que "se procede a la suspensión del partido de fútbol organizado por el C. F. Motril que se iba a celebrar esta tarde en el Estadio Municipal Escribano Castilla", una decisión se toma a raíz de que diferentes plataformas feministas, como la Plataforma 8 de marzo 25 de noviembre Contra la Violencia de Género de Granada, hayan anunciado la convocatoria de una concentración durante este partido.
Rubiales, por su parte, habría escrito por WhatsApp a la alcaldesa, pidiendo vía libre a sus detractores. "Si quieren pitarme que lo hagan", le habría dicho, fiel a su particular estilo.
Por otro lado, el de Motril corre también el riesgo de quedarse sin la medalla de oro que el pueblo le concedió hace dos años. José Llorente, el portavoz de Izquierda Unida-Verdes-Equo de Motril, ya ha dicho que presentará la iniciativa de reconsiderar la concesión de esta medalla en el próximo pleno municipal que se celebre .