Las campeonas del mundo ya disfrutan de su fiesta en Madrid

La Selección Española Femenina de Fútbol ha aterrizado sobre las 21:20 en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Al abrirse la puerta del 'Talento a bordo', como se llama el avión que las ha traído tras conquistar el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, la expedición ha lucido una bandera nacional.

La fiesta no ha parado desde que se proclamaron campeonas ante Inglaterra (1-0). Hay caras de cansancio entre las jugadoras, pero ahora les queda subirse a un autobús descapotado, recorrer la capital y llevar a cabo una histórica celebración hasta la madrugada en Madrid Río, donde el país ya celebró el título de la selección masculina en 2010.

La Selección Española Femenina de Fútbol aterriza en España con su mejor sonrisa. Junto a la expedición viaja el entrenador, Jorge Vilda, y el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales:

Las campeonas del mundo, recibidas con honores en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas

Hay que recordar que es la primera vez que España gana un Mundial de fútbol femenino. Hace tres torneos ni siquiera se clasificó para la fase de grupos y ahora han conseguido el título. La plantilla ha celebrado brevemente su conquista en Oceanía, pero en Madrid esperan un momento inolvidable.

El personal del aeropuerto madrileño (cuya torre de control se ha iluminado de rojo y amarillo) ha aplaudido a las jugadoras a su llegada, en medio de un gran despliegue de seguridad. Una imagen para la historia, las de las campeonas bajando las escalerillas tras un trayecto de muchas horas y hacer escala en Doha. Alexia Putellas, Salma Paralluelo, Aitana Bonmatí, Olga Carmona... Todas con su medalla de oro en el cuello (y alguna con gafas de sol).

Se prevé una noche larga en Madrid Río: allí llegan las jugadoras en un autobús descapotado

La celebración en Madrid Río quedará en la memoria de todas las jugadoras. Hay muchísimo ambiente y alegría. Todo el mundo estaba expectante, hasta la llegada del equipo. Se han escuchado gritos de emoción. Había muchas ganas de un gran espectáculo. Más de 20.000 personas han aguardado horas para verlas.

Los casi 40 grados no bastaban para una calurosa bienvenida. Hacía falta afición, y de eso vamos sobrados. Con la bandera y con los brazos abiertos, con la camiseta, con la bandera pintada en la cara. El éxito se nos ha subido a la cabeza y con razón. "Por fin podemos demostrar el apoyo que tienen", cuenta una joven. Un día para grabar con el móvil para el recuerdo. Un sueño hecho realidad.