En torno a la paella siempre ha habido discusiones y polémica, si hasta ahora los ingredientes de la paella eran el objeto de debate, se abre un nuevo frente: el formato rectangular, dejando de lado la paellera.
En caso de una comida con un gran número de comensales, facilitaría el acceso al suculento plato, algo que ya escandaliza a los más tradicionales.
En las reuniones numerosas la paella redonda dejaba a algunos comensales fuera de juego porque lo tradicional en Valencia es comer con la cuchara dentro de la paella, de ahí surge el ‘paelló’, rectangular e integrador.
Recipiente nuevo, nueva polémica, todo un arte con los puristas de uñas. Tantas aberraciones se han visto que hasta el chorizo se ha colado con receta de chef británico incluida o esas paellas llenas de cosas.
El grito en el espacio lo pusieron los valencianos cuando un astronauta americano dijo que era un plato de Salamanca o cuando un robot usurpó la mano maestra y el mimo de los cocineros.
El arte de una paella tiene sus reglas, si hubiera sido rectangular, quizás más de una paella no hubiese acabado por los suelos.