Es un negocio en auge que consiste en alquilar viviendas para el rodaje de películas, series o anuncios. Residencias no solo de lujo, sino que cumplan con unos requisitos que cuadren con las necesidades de la grabación. Además de ver sus casas en las pantallas está el aliciente de conseguir un sobresueldo.
Cada vez hay más propietarios que alquilan su vivienda por horas o días a productoras audiovisuales. Y no hace falta un casoplón para ser elegida. Se trata de un negocio al alza, en el que portales similares a los que publicitan casas de alquiler vacacional localizan ese escenario que necesita el director.
Aquí todos ganan: agencia, propietario y productora. Dependiendo del tipo de vivienda, se puede pagar entre 1.000 y hasta 6.000 euros por jornada.