Dale Saint Cullen, de 28 años ha gastado 30.000 euros y cinco años de su vida en cirugías estéticas intentando alcanzar el aspecto perfecto para darse cuenta de que no es posible. Su historia, con la que quiere concienciar, se parece a otras como la de Courteney Cox, que ha reconocido "volverse loca" con los retoques.
Saint Cullen es un joven británico que reconoce que las redes sociales le han "lavado el cerebro" haciéndole creer que podría alcanzar la perfección. En los últimos cinco años ha viajado a varios países y se ha gastado mucho dinero para realizarse varias operaciones estéticas. Entre ellas, una rinoplastia, un implante de mentón y coronas en los dientes.
"Nunca me di cuenta en su momento, pero en las redes sociales encontraba gente que se veía perfecta y entré en este círculo vicioso de intentar alcanzar lo que no era real, sino completamente falso", explica ahora el joven para crear conciencia.
"Yo viajaba a Polonia y Turquía y les enseñaba a los cirujanos fotos con filtros de Instagram de cómo quería verme", recoge el periódico local Chronicle Live.
Sin embargo, se ha dado cuenta de que no es así como lucen las personas en la vida real, solo en Instagram. "Nunca voy a alcanzar lo que quiero. Te tienes que querer a ti mismo"
Dale quiere crear conciencia sobre este problema que le ha arrastrado a él hasta esta situación. "Tengo 28 años y ahora parece que la gente en redes sociales es cada vez más y más joven y me preocupa cómo les puede afectar esto", reconoce.
"Cuando ves a todas estas estrellas de televisión e influencers y se ven perfectas, puede ser muy perjudicial para la gente joven, y cuando animan a sus seguidores a operarse o les dicen a la gente qué productos comprar o cómo conseguir la sonrisa perfecta, es una locura",
Dale no tuvo estos complejos hasta que comenzó a utilizar redes sociales. Durante el colegio se encontraba bien con su cuerpo, fue con la llegada de estas redes cuando comenzó a plantearse hacerse alguna operación creyendo que así podría encajar en la sociedad.
Además, reconoce que las operaciones estéticas son un terreno pantanoso: cuando te haces la primera, ya no puedes parar. "Quería cambiarme la nariz y me iba a hacer una rinoplastia, pero eso era todo", reconoce. "Pero entonces volvía a las redes sociales y quería un mentón mejor, dientes mejores, labios más grandes...Siempre hay una nueva tendencia y yo no conseguía mantenerme al día".
El británico, sin embargo, no se arrepiente de haberse hecho estas operaciones, aunque sí de los motivos que le llevaron a ellas. En junio tendrá una última operación, que lleva programada desde hace un año, pero reconoce que se encuentra mucho mejor ahora, habiendo llegado a esta reflexión.
"Estoy viendo a un terapeuta para tratar de trabajar en mí mismo. Todas las operaciones que me he hecho en el pasado no eran para mí, sino que lo hice por la presión de las redes sociales".
Dale reconoce verse mejor, pero anima a las personas a que, si quieren realizarse operaciones estéticas, lo hagan por las razones correctas, y no por intentar encajar y conseguir el aspecto perfecto.