“Mi pareja quiere probar una práctica sexual y yo no, ¿qué hago?”

Irene y su pareja tienen una relación saludable, tal y como ella la define. Llevan saliendo casi un año y hasta ahora solo han tenido un problema: él quiere probar una práctica sexual concreta y a ella no le apetece nada.

“No me presiona ni nada de eso”, nos explica la joven de 21 años, “pero yo me siento mal, como culpable. Sé que es cosa mía, que le doy más importancia de la que tiene, pero algo dentro de mí me dice que no le estoy satisfaciendo del todo”. Esos temores, en parte, se avivan porque en una conversación sobre sus fantasías y pasado sexual, la pareja de Irene le contó que había realizado la práctica en cuestión con su ex, aunque no entró en detalles ni le dio importancia. “Al saber que lo había hecho con otra chica pues me empecé a comparar y a pensar que igual el sexo con ella era mejor”, confiesa, “y ya ha sido una rayada que ha ido cada vez a más. Una parte de mí me dice que lo haga, pero es que en el fondo no me apetece. Tengo ese debate interno”.

Lo que le ocurre a Irene no es tan inusual. Cada persona tiene sus gustos, fantasías y límites en el sexo, y es muy difícil que sean idénticos a los de tu pareja. La gran pregunta es qué hacer cuando hay una incompatibilidad.

Incompatibilidad sexual: 5 señales de que algo no va bien

Que tu pareja y tú tengáis diferentes fantasías no es malo, lo problemático es que:

  1. Tu pareja menosprecie tus gustos sexuales. Por ejemplo, que te diga que eres demasiado soso/a en la cama o, por el contrario, que estás demasiado salido/a. Las fantasías son completamente libres y sanas siempre y cuando haya consenso y nadie debe hacerte sentir mal por tus preferencias.
  2. Tu pareja te presiona para que cedas. Si constantemente te saca el tema y te pide por activa y por pasiva que cedas, es que algo va mal. No es sano que tu pareja quiera coaccionarte para probar una práctica sexual.
  3. Tu pareja te chantajea emocionalmente para convencerte. Comentarios como “si me quisieras de verdad lo probarías” están totalmente fuera de lugar.
  4. Tu pareja aprovecha cada interacción sexual para sacar el tema. Si cada vez que tenéis sexo te menciona esa práctica, al final se te van a quitar las ganas de tener sexo. Está convirtiendo su fantasía en el eje central de vuestra vida sexual y, en consecuencia, negativizando el sexo.
  5. Tu pareja y tú tenéis un problema de comunicación. El sexo no debe ser un tabú. Tampoco es plan de hablar constantemente de esa fantasía (como hemos dicho, eso es contraproducente), pero sí es recomendable crear un clima de confianza para compartir vuestras emociones, gustos y carencias.

Cómo decirle a mi pareja que no me gusta su fantasía favorita

Si te has sentido identificado o identificada con el testimonio de Irene, seguramente te estarás preguntando cómo gestionar esta situación.

  • Lo ideal es, en primer lugar, dejar que tu pareja se exprese libremente. A lo mejor esa fantasía no es tan importante como tú piensas. Es posible que te haya contado que le apetece probarlo en un momento de confianza pero eso no significa ni que sea el sueño de su vida, ni que el resto de prácticas que a ambos os gustan ya no le llenen como antes. Por eso es fundamental escuchar. Las conversaciones empáticas (e incómodas) son la herramienta perfecta para afrontar nuestras inseguridades.
  • En segundo lugar, di lo que tú sientes sin filtros (pero con empatía, por supuesto). Explícale que la fantasía o práctica en cuestión no te llama. No tienes que dar más explicaciones. Comentarios como “eso es porque no lo has probado” están prohibidos, porque tienes todo el derecho del mundo a poner límites en el sexo.
  • Finalmente, no reduzcáis vuestra vida sexual a la fantasía en cuestión. El sexo abarca muchas más parcelas de las que pensamos. Probad otras prácticas que a ambos os gusten y seguid mejorando aquellas que ya forman parte de vuestro repertorio sexual.