“Me da vergüenza tener sexo con la luz encendida”: cómo sentirte a gusto desnudo delante de otra persona
Marina Pinilla
Dos personas en la camaPEXELS
Beneficios de tener sexo a oscuras: nos desinhibimos más fácilmente y usamos la imaginación
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Sergio tiene 25 años y una inseguridad que no ha compartido con nadie: le da vergüenza tener sexo con la luz encendida. “Estoy más cómodo a oscuras”, nos explica, “porque siento que puedo poner cualquier cara o que si estoy en una postura y se me nota más barriga, no se verá”.
Al no tener pareja estable, Sergio confiesa que cuando va a tener relaciones sexuales por primera vez con alguien nuevo, lo pasa mal. “Este complejo no es algo que puedas explicar de primeras. Yo necesito confianza para contar mis inseguridades”, comparte. “Por eso cuando conozco a alguien e intuyo que va a haber algo más, me empiezo a agobiar muchísimo”.
Esto ha derivado también en malentendidos, lo que le ha hecho ser consciente de que tiene un problema. “El año pasado estuve viéndome con una chica durante tres meses, pero acabó pasando de mí. Hace poco nos vimos y me dio por escribirle para preguntarle, porque yo pensaba que todo iba bien en su momento y desapareció muy brusco. Me contó que le rayaba mucho que apagase la luz, porque se pensaba que era por ella y que estar conmigo le acomplejaba. Me sentí tan mal… Le dije la verdad, pero me quedé con la rayada de pensar cuántas otras personas se han podido sentir igual por mi culpa”.
Una chica se cubre la cara en la camaUnsplash
Sexo a oscuras, ¿sí o no?
Son muchas las personas que prefieren el sexo a oscuras, ya que la falta de luz les ayuda a desinhibirse con más facilidad.
Apagar la luz puede hacer que la interacción sexual sea menos intimidatoria, por ejemplo, si te da vergüenza que te miren a los ojos durante el sexo o si no te sientes a gusto al ser visto desnudo.
Por otro lado, durante el sexo nos podemos sentir expuestos, ya que no controlamos nuestras reacciones. Podemos poner ciertas caras de placer o posturas que acentúan nuestros complejos, y eso nos hace sentir vulnerables e incómodos, impidiéndonos disfrutar del acto sexual.
Todo esto hace que algunas personas prefieran apagar la luz. No es algo necesariamente malo, ya que también se acentúa la imaginación y la creatividad sexual, sin embargo, también evita que nos expongamos a nuestros complejos, manteniéndolos o incluso agravándolos.
La solución no es forzarte a encender la luz y estar incómodo mientras tienes relaciones sexuales. No debes renunciar a tu placer. Lo que sí es recomendable es implementar varias pautas para sentirte más cómodo contigo mismo.
Una escena de 'Sex Education'Netflix
Cómo sentirte a gusto teniendo sexo con luz
Descubre qué es lo que te incomoda. Quizá es alguna parte de tu cuerpo, o el hecho de que la otra persona pueda fijarse en tus expresiones faciales. A lo mejor te pone nervioso mirar a los ojos a la otra persona, o incluso puedes distraerte cuando hay luz. Sin presiones ni prisas, escúchate a ti mismo para descubrir cuál es el motivo por el que prefieres apagar la luz.
Exponte a tu cuerpo en otros contextos. Estar cómodos con nuestra desnudez no es fácil en una sociedad que constantemente nos bombardea con críticas corporales. Cuando nos quitamos la ropa, nos enfrentamos a esos complejos, impidiéndonos disfrutar del sexo porque estamos pensando que se notan los michelines, la celulitis, las estrías o el vello corporal. Es importante normalizar nuestro cuerpo. ¿Cómo? Observándolo en otros contextos no sexuales. Por ejemplo, mirándote en el espejo cuando sales de la ducha. Al principio no te gustará lo que ves, pero poco a poco te acostumbrarás. El objetivo no es ser ‘body positive’, sino ‘body neutral’. En otras palabras, antes de aceptar algo que no te gusta, debes poder tolerarlo.
Céntrate en las claves eróticas del sexo. Si lo que te acompleja es tu cara, mirar a los ojos o distraerte, un consejo es descentrar la atención de esos estímulos y centrarte en las claves eróticas de la situación. Por ejemplo, en los gemidos de tu pareja sexual o en las sensaciones físicas como caricias, la vibración de un juguete sexual o la estimulación de tus zonas erógenas. Al principio, tendrás que hacer esto de manera consciente. Es decir, cada vez que la mente se vaya a cosas no sexuales, tendrás que llevarla de vuelta a los estímulos sexuales. Con el tiempo, lo harás de forma automática.
Aumenta gradualmente la luz. Es muy difícil pasar de estar totalmente a oscuras a tener sexo con la luz completamente encendida, porque te agobiarás y no disfrutarás. Lo ideal es ir aumentando gradualmente la luz. Por ejemplo, puedes poner una pequeña lámpara en un enchufe para dar una luz muy tenue a la habitación. Después puedes encender la luz de la mesilla. También puedes subir ligeramente las persianas si es de día.
Háblalo con la otra persona. Si tienes pareja estable, deberías compartir tus complejos con ella. Explícale cómo te sientes y cómo te puede ayudar. Y recuerda, si tu pareja te hace sentir inseguro respecto a tu cuerpo o tus caras durante el sexo, no debes tolerarlo. Es una red flag muy grande. En el caso de que no tengas pareja sino ligues esporádicos, también puede ayudarte compartir tus inseguridades. A veces nos da miedo abrirnos emocionalmente delante de un desconocido, pero explicar cómo te sientes te puede ayudar a disfrutar más del sexo y también evitarás que la otra persona piense que apagas la luz por ella.
Si tus inseguridades o complejos te generan mucho malestar, afectan a tu vida sentimental o sexual, o no puedes gestionarlos por tu cuenta, es recomendable pedir ayuda a un psicólogo.