Al abrir el yogur, hay un gesto que surge automáticamente en muchas personas, sobre todo en los niños. Este gesto es casi un impulso, y es lamer la tapa del yogur. Al aprovechar hasta la última gota, da la sensación de que no se desperdicia nada.
El yogur es uno de esos alimentos que está presente en todos los hogares, de hecho 8 de cada 10 personas afirman que lo consumen a diario. Es un alimento muy versátil que puede introducirse como postre tras la comida o la cena, como merienda o como tentempié para una merienda.
Según los expertos, entre todas las variedades que hay de yogur, el más beneficioso es el natural entero sin azúcar. Aunque se pueden encontrar distintos tipos como con frutas, de sabores, hechos con diferentes tipos de leche, con cereales y con proteína, muy populares actualmente.
La tapa que cubre el yogur está hecha de aluminio, el cual en dosis grandes es perjudicial para el cuerpo humano, concretamente para el sistema nervioso, órganos internos y huesos. Evidentemente, las cantidades que hay en esta tapa son ínfimas, y de hecho se consideran inofensivas.
Además, las tapas están recubiertas con una fina capa de plástico para separar el yogur de este metal, y así la comida no está en contacto directo nunca. Generalmente, tanto los productos nacionales como los europeos están fabricados con materiales seguros y eso quiere decir que aunque esta capa de plástico se dañe, seguiría siendo segura para la salud.
Siempre hay excepciones, ya que si el empaquetado indica claramente que el aluminio puede desprenderse, sí que podría suponer un peligro. Pero, con los envases que hay actualmente en el supermercado no hay riesgo alguno. Otra cuestión es que la tapa puede tener bordes afilados y provocar pequeñas heridas en la lengua. Por lo que se recomienda usar una cucharilla para evitar provocarnos estas heridas.
Por otro lado, con la comercialización de los packs familiares o yogures con cantidades más altas, como los de litro. Puede ocurrir que al estar demasiado tiempo abiertos pueden comenzar a proliferar las bacterias o incluso moho, y el primer sitio donde lo suelen hacer es en tapas y tapones. Por lo que, en estos casos, se recomienda no lamer la tapa. Tampoco se aconseja dejar una cuchara dentro del tarro, ya que podría contaminar el resto del yogur.
Algunas personas justifican este gesto afirmando que, al aprovechar cada gota del producto, lo que están haciendo es proporcionar un “extra” de calcio o proteínas, esto es un mito, ya que, lógicamente, el aporte de estas proteínas y minerales que pueda tener la tapa del yogur son ínfimos, y no tiene relevancia alguna en la dieta.
Para otros, es una experiencia sensorial, es decir, el acto de chupar la tapa del yogur está más relacionado con el sabor o textura que dicen experimentar y también, con la sensación de que tomar hasta la última gota de yogur.
Son muchos los que piensan que este líquido no aporta nada al yogur y lo desechan por el fregadero. Quienes hacen esto están cometiendo un error. Y es que lo que se está tirando por el desagüe es un nutriente muy beneficioso para la salud. Lo ideal es mezclarlo con el yogur para comerlo.
Este líquido no es más que el suero del yogur que contiene agua, proteínas procedentes del suero de la leche, minerales como calcio, potasio o fósforo y el azúcar de la propia leche. Estos minerales son importantes porque intervienen en la asimilación del calcio de la leche. Debido a esto, es muy recomendable para niños o adolescentes, y para mujeres durante la etapa de la menopausia para prevenir la osteoporosis.
El yogur es una excelente fuente de calcio y de otros nutrientes como pueden ser el magnesio, fósforo y potasio, como hemos mencionado anteriormente, que son de gran ayuda para el fortalecimiento de los huesos. Pero también favorece la función muscular y la regulación de la presión arterial.
Por otro lado, contiene probióticos que pueden fortalecer el sistema inmunológico al mejorar la respuesta del cuerpo a las infecciones o enfermedades que puedan darse. Incluso, algunos tipos de yogur tienen vitamina D, que también apoya a la función inmunológica.
Varios estudios sugieren que el consumo regular de este alimento puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas al mejorar los niveles de colesterol y reducir la presión arterial. Y también, que el consumo de lácteos como el yogur, está relacionado con una menor acumulación de grasa corporal.
Otro beneficio muy conocido del yogur es su capacidad para mejorar la salud digestiva, como hemos mencionado antes, el yogur contiene probióticos, que son bacterias beneficiosas para el intestino ya que, ayudan a equilibrar la flora intestinal. También ayudan a reducir problemas comunes como el estreñimiento, la hinchazón y otros malestares digestivos.