¿Qué nombre tuvo el teletexto hasta 1990?

Nada dura para siempre. En la tecnología, la obsolescencia forma parte del juego. No es difícil imaginar que los avances revolucionarios y los inventos que solucionan nuestros problemas de hoy serán sepultados por sus respectivas permutaciones en unos pocos años. Por supuesto, nos queda la nostalgia; algunos vestigios, aún escondidos en la televisión de nuestra casa.

A principios de la década de los 90, cuando Internet aún no había alcanzado su hegemonía, el teletexto fue una de esas herramientas integradas en el televisor que millones de personas consideraban imprescindible. Una manera sencilla de acceder a la información del día, desde las noticias más relevantes hasta la previsión del tiempo. La antesala de nuestros hábitos de consumo en la era digital.

¿Telequé?

El origen del invento se remonta a los años 70 en el Reino Unido, cuando John Adams desarrolló para la BBC un sistema pensado para mostrar titulares de noticias junto a la emisión regular de la programación televisiva.

Lo que pocos recuerdan es que esta herramienta no fue pensada inicialmente para una audiencia masiva, sino como un experimento para optimizar el uso de la señal televisiva en tiempos muertos entre emisiones e implementar subtítulos para las personas sordas. Enseguida, el adelanto tecnológico hizo las veces de ‘tablón de anuncios’. Fue en los 80 y 90 cuando se oficializó esta protoversión de Internet en varios países, incluyendo España. Aquí lo llamamos ‘Teletexto’, una vez que Mediaset entró en el mercado de las cadenas. Según el periódico El Economista, Televisión Española se gastó más de 500 millones de la época para ponerlo en funcionamiento.

Una idea adelantada a su tiempo

Lo curioso es que, en sus primeros días en la BBC, los ingenieros encargados del proyecto debatieron ampliamente sobre qué nombre darle a esta miscelánea semi interactiva. Casi todo cabía en esa curiosa tipografía roja, amarilla y azul; una noticia de última hora, una previsión de tormenta o un estreno de cine. Finalmente, se eligió Ceefax (abreviatura de "See Facts", ‘ver los hechos’) por su simplicidad, su manera de condensar el propósito del servicio y, sobre todo, su inmediatez.

De repente, los usuarios podían consultar al momento el tiempo, la información bursátil o el tráfico sin tener que esperar a la emisión regular del telediario. Para muchos, fue el primer contacto con una forma primitiva de navegación digital, aunque limitada a un esquema de páginas numeradas. Internet aún no era parte de nuestra vida; tampoco las búsquedas rápidas de Google en las que empleamos menos de 4 segundos.

Hay más anécdotas y curiosidades, como la que se refiere a los eventos masivos e importantes. Durante el Mundial de Fútbol, los Juegos Olímpicos o las noches de resultados electorales, la demanda de resultados se multiplicaba por diez. Millones de personas lo utilizaran de forma compulsiva, página tras página., para enterarse en tiempo real de lo que sucedía.

En Reino Unido, Ceefax es una referencia nostálgica que sigue incendiando algunos corazones con el recuerdo de lo perdido. Desde que fue retirado, en 2012, muchos aficionados le han seguido rindiendo homenaje en Internet con distintas recreaciones online, imitando ese aspecto gráfico icónico de colores vivos y tipografías como la Ceefax Teletext.

En España aún no le ha llegado su San Martín, como predicaría quien busca dejar atrás este vestigio del pasado. En un tiempo donde consultar esta información a través del navegador o del smartphone es inmediato, sorprende que más de 2 millones de personas lo sigan utilizando, según un reciente estudio de TVE. Aún puede consultarse como antes: buscando el canal apropiado de la televisión, o en la web de la cadena pública, donde está disponible a golpe de click.