¿Cómo hacer que un perro y un gato se lleven bien? Hablamos con un adiestrador militar de mascotas
Celia Molina
Un gato intenta jugar con un perroPexels
Perros y gatos son dos tipos de mamíferos con instintos diferentes
Sin embargo, con una buena educación pueden convivir juntos
¿Existen los perros gemelos? Sólo hay un caso en todo el mundo
La frase popular "llevarse como el perro y el gato" alude a la mala convivencia entre dos personas, siempre en constante conflicto. El hecho de que los perros y los gatos, ambos depredadores con un amplio y contradictorio espectro de instintos, se lleven mal es un idea instalada en nuestra memoria colectiva y siempre hemos asumido que es también una gran verdad.
Sin embargo, el adiestramiento ha demostrado que, con las herramientas de conducción de la conducta adecuadas, estos dos tipos de mascotas pueden llevarse de maravilla y convivir hermanadas dentro de una misma casa y familia. La situación ideal- 100% efectiva - siempre será adoptar al mismo tiempo un gato cachorro y un perro cachorro, ya destetados, para que aprendan a convivir juntos en su etapa de mayor socialización. Pero, de no ser esto posible, existen unas pautas determinadas a la hora de presentarles, siendo éste primer contacto el momento crucial para el futuro de una relación sana y armoniosa.
Tanto en el caso de un perro que llega a casa de un gato, como de un gato que llega a la casa de un perro (siempre es conveniente que uno de los dos sea cachorro ), los dueños deben tomar conciencia de que tienen que hacer un trabajo de adaptación. Según explica el adiestrador de perros militares Carlos Prieto, "los cambios deben empezar antes de la llegada del nuevo animal" para que el que ya está presente no los sufra todos de golpe y los asocie directamente con el 'intruso'. Por ejemplo, la colocación de una nueva cama, nuevos juguetes, reorganización de los comederos y gateras, etc. Y también será adecuado "preparar la casa para los primeros días de convivencia", basados en las siguientes pautas recomendadas:
Se deben crear dos zonas de seguridad dentro de la casa, una para el gato y otra para el perro.
Los primeros días no debe haber un contacto físico ni visual. Es mejor que la integración se vaya haciendo a través de los olores, ya que estos animales tienen un olfato privilegiado. Podemos intercambiar sus comederos (no la comida en sí) o pasar pañuelos por el pelo del perro o el gato y llevarlos a la habitación del otro.
Cuando muestran interés el uno por el otro (olfateando por debajo de la puerta, por ejemplo) se pasa al primer contacto visual en un entorno seguro. Podemos hacerlo a través de una puerta de seguridad de niño, a través de un cristal, dentro de una gatera transparente, etc. de modo que siempre tengamos acceso al perro y al gato para premiarles por el buen comportamiento. Hay que dejar que los dos animales se vayan acercando poco a poco, siempre sin forzar la situación.
Pasado un tiempo prudencial, se pasa ya al contacto directo. Un buen momento para hacerlo es después de que el perro haya salido a la calle y haya bajado la energía. En el caso del gato, siempre (y más si es un gato cachorro) debe tener vías de escape o zonas altas para huir si se siente agobiado por un animal de envergadura mayor. Así, si los dueños desarrollan una convivencia en positivo, poco a poco, las dos mascotas irán haciendo su manada y todas sentirán que forman parte de una familia feliz.