La otra crónica del partido del Real Madrid-Almería: "Encerrados en una cafetería"

  • El prepartido del Real Madrid-Almería tuvo lugar una hora antes en el interior de una cafetería: la otra crónica del partido

  • Al irse la luz de la calle, las puertas del acceso al establecimiento se bloquearon dejando a todos encerrados en su interior

  • La anécdota con final feliz dejó una realidad al descubierto: "No había salida de emergencia"

El partido del Real Madrid-Almería ha estado envuelto en la polémica, pero las quejas de los almerienses por las actuaciones del VAR no han sido las únicas ni las primeras. Minutos antes de que se disputara el encuentro en el Santiago Bernabéu, un grupo de personas (entre ellas aficionados al club blanco y una servidora) vivían otra realidad paralela. En este caso, en un establecimiento de una conocida cadena de cafeterías que, tras irse la luz, nos dejaba a todos encerrados en su interior. Esta es la otra crónica de lo que pasó antes del partido.

A escasos metros del estadio y con ambiente festivo en los aledaños entre las aficiones, hubo algunos que el prepartido lo decidieron hacer en el interior de una cafetería. Lo que no se podrían imaginar nadie y (que a mí también me pilló desprevenida) es que el ir a por un expreso sería casi una aventura de riesgo. Spoiler: en ningún caso hubo tal café, pero sí una anécdota con intervención de los bomberos y la policía.

La otra crónica del partido del Real Madrid-Almería comenzaba una hora antes del polémico encuentro de la jornada. La (mala) suerte hacía que se fuera la luz en la calle y que el sistema del bloqueo de la puerta de dicho establecimiento se cerrase dejándonos a todos dentro. Lo que creíamos que tardaría minutos en arreglarse se convirtió en casi una hora de espera. Y, a partir de aquí comienzan no solo una cadena de negligencias, sino también todo tipo de reacciones ante una situación cómica y surrealista.

"Estamos encerrados en una cafetería", era la frase que se repetía entre los clientes del establecimiento al tener que llamar y postponer sus citas. Sin tener una llave u otro sistema para abrir la puerta de entrada, la providencia nos dejaba solo con la promesa del encargado de que ya venía de camino (eso decía) o que volviese la luz y se abriese la puerta. Y, me adelanto, al final, de esas dos opciones ninguna fue clave para sacarnos de este encierro.

El siguiente punto y realmente preocupante es que ante las peticiones de los clientes en busca de soluciones para poder salir (si había una llave maestra) y preguntando si había otra salida de emergencia, descubriésemos que esta no la había ni tampoco había ventanas (todo eran cristaleras). Las camareras no disponían de información ni conocían de la existencia de una llave maestra o algo para abrir automáticamente las puertas.

No había salida de emergencia ni ventanas. Todo eran cristaleras. Las camareras no tenían información ni sabían de la existencia de una llave maestra

En este punto ya los nervios comenzaban a aflorar. Un par de aficionados del Real Madrid veían que se perdían el partido y en tono medio en broma, medio en serio ya advertían que no dudarían en romper la puerta con una silla si eso les servía para llegar a tiempo. Otros se ponían la chaqueta de electricistas y se lanzaban a investigar cableados. Muy buena predisposición, pero también sin éxito.

Entre el resto de perfiles atrapados en la cafetería estaba también el cliente que se echaba las manos a la cabeza pensando (no con poca razón) la tragedia que podía haber sido si se hubiera propagado un fuego y estuviésemos en este mismo escenario. Y yo que me limitaba a documentar todo para poder contar la historia luego.

Sin soluciones: la única alternativa fueron los bomberos

Los minutos corrían. Y, haciendo competencia casi al partido, a las puertas de la cafetería se agolpaba otra concentración a la espera de ver el desenlace de la misma. Mención aparte hay que hacer a dos trabajadores de un supermercado que no dudaron en ayudar y hacer todo lo posible para intentar abrir esa puerta. Tampoco lo lograron.

Y, viendo que el encargado del local no aparecía, no había soluciones y no se veía otra luz en el horizonte (nunca mejor dicho porque seguía esta sin venir) se terminó llamando a los bomberos. Su llegada fue tan aclamada como la del Real Madrid al estadio.

Estos analizaron la situación y con mucha paciencia sacaron instrumentos para lijar el suelo y poder levantar un hueco de la puerta. Algo que les llevó unos minutos y que ya con tanto revuelo hizo que también se personase en el lugar de los hechos la policía. Como si se tratara de una película de acción lograron hacer un espacio suficiente para que pudiésemos salir mientras ellos sujetaban la puerta a peso.

El final de esta historia es que algunos llegaron justos al comienzo del partido, pero lo más importante es que no hubo que lamentar algo más grave de lo que podría haber sido.